Historia de Nuestra Señora de Luján
Fue en el año 1630 cuando la imagen de la Virgen de Luján llegó a Argentina.
Origen de la Virgen de Luján
Antonio Farías Sáa, era un hacendado radicado en Sumampa que quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Este hombre le pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa.
La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo.
El Milagro de la Carreta
Al siguiente día, la caravana iba a continuar con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las formas posibles hacerla avanzar, bajaron todo lo que llevaban, colocaron más bueyes, pero todo fue inútil, solo las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones.
Los carreteros retiraron una imagen y no se movió en absoluto, la subieron y bajaron la otra, y pudieron mover la carreta con normalidad. Fue en ese entonces que las personas se dieron cuenta del gran milagro que ocurría. Al ver que la Virgen no quería ser movida, se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo.
La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron en su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo mandó a construir una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta el año 1674.
El Cuidador de la Virgen
Un hombre llamado Manuel, desde que llegó a Argentina, se dedicó a cuidar a la Virgen de Luján. Fue traído desde África y vendido como esclavo en Brasil. Llego al Río de la Plata cuando tenía 20 años de edad, en la embarcación en donde venia la bendita imagen, presenció el milagro en la estancia de don Rosendo.
Se desconoce quién era el dueño de este gran hombre, pero Manuel permaneció en la estancia al cuidado de la imagen, consagrando su vida a la atención de la santísima Virgen.
La tradición cuenta que Manuel, realizaba curas milagrosas con el sebo de las velas de la capilla y relataba a los peregrinos los viajes de la Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos. Manuel guardaba de los viajes de la Señora los abrojos se desprendían del vestido de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedo casi abandonado, pero este gran hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen.
La Construcción de la Primera Capilla
Doña Ana Mattos, viuda de Siqueyras era una señora que poseía gran cantidad de tierras a orillas del río Luján, ella quería llevar la imagen a su casa y realizarle una capilla, para ello en el año 1674, habló con el Cura Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua ermita, doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a la estancia de don Rosendo.
La dama consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles, quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel. Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla.
Luego de confirmar la veracidad de lo sucedido la Autoridad Eclesiástica, autorizó oficialmente el culto público a la «Pura y Limpia Concepción del Río Luján». Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el año 1677 lugar en donde se encuentra la actual y hermosa Basílica de Luján.
Los Milagros de la Virgen de Luján
El clérigo don Pedro de Montalbo estaba muy enfermo. En el año 1684 viajó a Luján, casi agonizando fue llevado a la capilla. El cuidador de la Virgen, Manuel, le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro en ese instante quedó curado y agradecido se quedó como primer capellán.
Luján empezó a poblarse con los devotos de la Virgen. De esta forma el paraje se convirtió en una aldea que se llamó Pueblo de Nuestra Señora de Luján, en 1755 se le otorgó el título de Villa.
La devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida Parroquia. El cura párroco don José de Andújar deseaba ampliar el templo y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta no llegó a buen terminó porque después de grandes contratiempos, el templo se derrumbó.
Juan de Lezica, nacido en Vizcaya, España, estaba muy enfermo y fue curado milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don Juan, en agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo y a fines de 1754 se inició la construcción, en 1763 se terminó felizmente la obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora por celestial Reina y Patrona.
Más de 100 años después, en el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas. En aquel entonces el teniente Cura Jorge María Salvaire fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte, en ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.
Una Nueva Parroquia
La promesa del Padre Salvaire fue, «Publicaré tus milagros…, engrandeceré tu Iglesia» En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la «Historia de Nuestra Señora de Luján».
En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional.
Cuando falleció en 1899, la obra quedó en las manos del Padre Dávani, quien murió en 1922, para ese entonces el Santuario ya estaba terminado en su estructura fundamental.
EL Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.
La Imagen de Nuestra Señora de Luján
La imagen mide unos 38 centímetros, está modelada en arcilla cocida, su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas.
Esta cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azul celeste. Tiene las manos juntas en el pecho.
El Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción auténtica.
En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción: «Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa» y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII.
El 3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada año. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Latinoamérica. Con el tiempo, la fiesta principal se fijó para el 8 de mayo.
Más Sobre Nuestra Señora de Luján
Encuentra más información sobre Nuestra Señora de Luján en nuestra página.