BIografía de San Alfredo el Grande – 26 de octubre

Alfredo el Grande, rey de los Sajones Occidentales, es una figura destacada en la historia de Inglaterra.

Historia de San Alfredo el Grande

Nació en Wantage, Berkshire, Inglaterra, en el año 849, y su legado perdura hasta el día de hoy. Hijo de Ethelwulf, rey de Wessex, y Osburh, de la noble casa de los Jutes de Wight, Alfredo creció en un entorno de importancia social y tuvo una educación que lo prepararía para una vida llena de desafíos y logros.

Desde una edad temprana, Alfredo mostró signos de inteligencia y ambición. Según una leyenda ampliamente aceptada, a los cuatro años de edad fue enviado a Roma, donde el Papa San León IV lo ungió como rey. Aunque esta historia se ha repetido con frecuencia, carece de base histórica. Sin embargo, en 855, su padre Ethelwulf realizó una peregrinación legítima a Roma, llevando a Alfredo consigo, un evento documentado y reconocido por historiadores modernos.

La muerte de Ethelwulf en 858 marcó el comienzo de una serie de desafíos para la familia real. Los siguientes años vieron a Wessex gobernada por los hermanos mayores de Alfredo: Ethelbald, Ethelbert y Ethelred. La niñez de Alfredo transcurrió en este ambiente de luchas por el poder y amenazas danesas. Su educación, en gran medida autodidacta, se enfocó en la historia y la literatura, y desarrolló una profunda apreciación por la cultura y el aprendizaje. Fue durante este período que Alfredo también se casó con Ealhswith, hija de Ethelred, un destacado líder de los Gainas, en 868.

En 871, Alfredo asumió el trono de Wessex en un momento en que los daneses invasores representaban una amenaza constante para Inglaterra. Luego de luchas y negociaciones, Alfredo logró una tregua temporal con los daneses, pero la paz fue efímera. La década de 870 presenció una serie de incursiones danesas que amenazaron la supervivencia misma de Wessex.

Batallas contra los Daneses

La situación llegó a su punto máximo en 878 con la gran invasión liderada por Guthrum. Durante unos meses, los daneses parecían estar en una posición dominante, pero Alfredo se refugió en la isla de Athelney y, con determinación, reunió nuevas fuerzas. Marchó hacia Brixton, donde continuó reclutando partidarios. En la Batalla de Ethandún, que probablemente se libró en el sitio actual de Edington, en Wiltshire, Alfredo derrotó a los daneses. La victoria en Ethandún fue un punto de inflexión en la lucha contra las invasiones danesas y cambió el curso de la historia.

Guthrum, el líder danés, acordó firmar un tratado de paz y se convirtió al cristianismo bajo la influencia de Alfredo. Esta victoria es un testimonio de la habilidad estratégica de Alfredo y su capacidad para inspirar a sus seguidores en tiempos de adversidad. Durante este período de conflicto, surgieron muchas de las leyendas que han rodeado a Alfredo. Historias como la de los pasteles quemados y su visita al campamento danés disfrazado de músico de arpa han perdurado a lo largo de los siglos.

Después de esta importante victoria, Alfredo gobernó en paz durante quince años, un período que le permitió consolidar su autoridad y unificar la región. Sin embargo, en 903, los daneses que habían sido previamente expulsados lanzaron un violento ataque, desencadenando otra guerra que duró cuatro años. Alfredo una vez más lideró a su pueblo en la lucha contra la invasión y, al final, logró la supremacía sajona.

Legado de San Alfredo el Grande

Más allá de sus logros militares, Alfredo es conocido por sus contribuciones a la legislación y la educación. Se le atribuye la institución del juicio mediante jurado y la promulgación de la ley de «compromiso franco», entre otras reformas legales. Alfredo promovió activamente la justicia, insistiendo en que esta se dispensara sin miedo ni favoritismo. Además, buscó restaurar lo que había sido dañado por las largas guerras con los invasores daneses. Durante su reinado, se construyeron y restauraron monasterios, y Alfredo atrajo a estudiosos de otras tierras para revitalizar la educación y la cultura en su reino.

Traducción de Libros

Alfredo también se destacó como un erudito y un traductor. No solo promovió la educación, sino que también participó activamente en la traducción de importantes obras literarias al anglosajón. Tradujo obras como «La Consolación de la Filosofía» de Boëthius, «La Historia del Mundo» de Orosius, la «Historia Eclesiástica» de Bede y la «Regla Pastoral» y los «Diálogos» de San Gregorio Magno. Su dedicación a la promoción de la educación y la cultura influyó significativamente en la Inglaterra de su época y en las generaciones futuras.

Alfredo también se involucró en la creación de la «Crónica Anglosajona», una crónica histórica que rastreaba la historia de la raza inglesa desde tiempos antiguos. Esta obra, influenciada por el rey, se ha convertido en una fuente invaluable para la comprensión de la historia temprana de Inglaterra.

El legado de Alfredo el Grande como unificador y reformador de Inglaterra es innegable. Su visión y liderazgo contribuyeron a liberar a su país de la opresión de los invasores daneses y, al mismo tiempo, unificaron a Inglaterra. A través de su legado de reformas legales y su promoción de la educación y la cultura, Alfredo influyó profundamente en la evolución de su nación. Su memoria perdura como la de un monarca valiente y visionario, cuyos esfuerzos dejaron una marca indeleble en la historia de Inglaterra y en la construcción de una nación unificada. Alfredo el Grande es recordado como uno de los líderes más destacados de la historia de Inglaterra y su legado sigue inspirando a las generaciones posteriores.

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