Oraciones de San Efrén a la Virgen María

San Efrén escribió muchas oraciones y poesías que convertía en cantos, aquí te presentamos en específico, las que escribió especialmente para la Virgen María.

Oraciones a la Virgen María por San Efrén

Aún hoy en día se conservan 77 oraciones, cantos e himnos escritos por San Efrén, de los cuales hay varios que son dirigidos a nuestra madre.

Oración 1

Mi santísima Señora, Madre de Dios, llena de gracia,
tú eres la gloria de nuestra naturaleza, el canal de todos los bienes,
la reina de todas las cosas después de la Trinidad…,
la mediadora del mundo después del Mediador;
tú eres el puente misterioso que une la tierra con el cielo,
la llave que nos abre las puertas del paraíso,
nuestra abogada, nuestra mediadora.
Mira mi fe, mira mis piadosos anhelos y acuérdate de tu misericordia y de tu poder.
Madre de Aquel que es el único misericordioso y bueno,
acoge mi alma en mi miseria y,
por tu mediación, hazla digna de estar un día a la diestra de tu único Hijo.

Amén

Oración 2

Santísima Señora, Madre de Dios, Vos que sois la
más pura de alma y cuerpo, que vivís más allá de
toda pureza, de toda castidad, de toda virginidad;
la única morada de toda la gracia del Espíritu Santo;
que sobrepasáis incomparablemente a las potencias
espirituales en pureza, en santidad de alma y de
cuerpo, vedme culpable, impuro, manchado en mi
alma y cuerpo por los vicios de mi vida impura y llena
de pecado; purificad mi espíritu de sus pasiones;
santificad y encaminad mis pensamientos errantes
y ciegos; regulad y dirigid mis sentidos; libradme de
la detestable e infame tiranía de las inclinaciones y
pasiones impuras; anulad en mí el imperio del pecado,
dad la sabiduría y el discernimiento a mi espíritu en
tinieblas, miserable, para que me corrija de mis faltas
y de mis caídas, y así, libre de las tinieblas del pecado,
sea hallado digno de glorificaros; de cantaros libremente,
verdadera Madre de la verdadera luz, Cristo Dios nuestro;
pues sólo con El y por El sois bendita y glorificada por
toda Criatura, invisible y visible, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.

Amén.

Oración 3

Nobilísima y benigna Señora, Madre del Dios bueno, acoge las súplicas de tu siervo indigno, y con tus ojos de misericordia, tus entrañas de compasión, ejercítala conmigo, y aparta tus ojos de mis muchos pecados; renuévame todo por entero, y haz que sea templo del santo, vivificante y principal Espíritu, Virtud del Altísimo, que habitó en ti, y fecundó tu seno inmaculado.

Tú eres la auxiliadora de los afligidos, patrona de los atribulados y moribundos, salvación de los náufragos, puerto de refugio en las tempestades, valimiento y protección de todos los que gimen en la necesidad.

Concede a este siervo el don de compunción, la rectitud de pensamiento, la serenidad de juicio, sobriedad de inteligencia, templanza de ánimo, humildad de espíritu, afición a la santidad, contento en la parquedad; sean sus costumbres respetuosas y santas; que transparenten la modestia y el candor interior del alma, y la paz que dio nuestro Señor a sus propios discípulos.

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