Oraciones a los Beatos Dionisio de la Natividad y Redento de la Cruz
Dionisio, nacido como Pedro Berthelot en 1600, se unió a la marina mercante a los doce años debido a la pobreza de su familia. Su pericia lo llevó a ser primer piloto en una flota hacia las Indias Orientales en 1618. Al abrazar la vida religiosa carmelita, adoptó el nombre de Dionisio de la Natividad. En Goa, emitió votos religiosos en 1636 y fue ordenado sacerdote en 1638. Junto a Redento de la Cruz, enfrentaron prisión y torturas en Achen (Sumatra) por su fe católica, culminando en la muerte de Redento el 29 de noviembre de 1638.
Redento, nacido como Tomás Rodríguez en 1598, se unió a la vida carmelita tras embarcarse hacia las Indias Orientales en su juventud. Acompañó a Dionisio en la misión a Achen, donde fueron prisioneros y sometidos a torturas. Redento, demostrando valentía, fue el primero en morir por golpes de cimitarra el 29 de noviembre de 1638. Su sacrificio y el de Dionisio perduran como testimonios conmovedores de fidelidad y fe inquebrantable.
Oración a los Beatos Dionisio de la Natividad y Redento de la Cruz
Oh Dios misericordioso, dirigimos nuestras plegarias hacia Ti, en honor a los beatos Dionisio de la Natividad y Redento de la Cruz, quienes con valentía y devoción consagraron sus vidas a tu servicio.
Dionisio, que desde una edad temprana se aventuró por los mares para ayudar a su familia, encontró en la fe carmelita un camino hacia la santidad. Que su ejemplo de sacrificio y entrega inspire nuestros propios viajes espirituales, llevándonos más cerca de Ti.
Redento, sacristán fiel y amante de la Cruz de Jesucristo, aceptó con coraje el llamado a acompañar a Dionisio en la misión a Anchen (Sumatra). Que su amor por la Cruz sea un faro para nosotros en medio de nuestras propias pruebas, recordándonos la redención que proviene de la fe inquebrantable.
Padre celestial, encomendamos nuestras vidas a través de la intercesión de estos beatos. Que su valentía ante la adversidad y su firmeza en la fe nos guíen en nuestro caminar diario. Concédenos la gracia de seguir sus huellas, amando y sirviendo a nuestros hermanos con generosidad y devoción.
Que la memoria de Dionisio de la Natividad y Redento de la Cruz nos inspire a abrazar la cruz de nuestras vidas con fe y esperanza, confiando en tu amor misericordioso.
Amén.
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