Biografía de Santa Josefina Bakhita – 8 de febrero
Santa Josefina Bakhita fue una esclava durante muchos años y luego de mucho sufrimiento y vendida como esclava llegó a Italia en donde se convirtió en religiosa Canossiana.
Historia de Santa Josefina Bakhita
La vida de Josefina Margarita Bakhita, cuyos datos exactos de nacimiento se desconocen pero se estima alrededor de 1869 en Olgossa, Darfur, es una narrativa que transita entre la tragedia, el sufrimiento y la redención. Creció junto a sus padres, tres hermanos y dos hermanas, siendo una de ellas su gemela. Sin embargo, la captura de su hermana por negreros en el pueblo de Olgossa dejó una huella profunda en Bakhita y marcó el comienzo de una serie de experiencias que definirían su vida.
Su encuentro con los buscadores de esclavos a la edad de nueve años cambió irrevocablemente su destino. Mientras paseaba con una amiga por el campo, dos extranjeros aparecieron y, mediante engaños, separaron a Bakhita de su compañera. Este episodio marcó el inicio de su odisea como esclava, siendo vendida en el mercado de esclavos en la ciudad de El Obeid y pasando por las manos de cinco distintos amos.
A lo largo de su trágica experiencia como esclava, Bakhita intentó escapar varias veces, pero sus esfuerzos fueron en vano. Con su cuarto amo, sufrió humillaciones extremas, incluyendo tatuajes y 114 incisiones con sal para prevenir infecciones. Sin embargo, su suerte cambió cuando fue comprada por el comerciante italiano Calixto Leganini en 1882. Por primera vez, Bakhita experimentó un trato humano y respetuoso.
La Vida de Josefina Cambia
En 1884, ante la creciente amenaza de las tropas Mahdis, Leganini se vio obligado a abandonar Jartum. Bakhita se negó a dejar a su amo y logró viajar con él y su amigo Augusto Michieli a Italia. La esposa de Michieli, al enterarse de la llegada de varios esclavos, exigió uno y Bakhita fue dada a la familia. Con los Michieli, Bakhita encontró un ambiente favorable y, por primera vez, fue tratada con bondad y respeto.
En 1888, cuando la familia Michieli se trasladó a Suakin, Bakhita decidió quedarse en Italia. Junto con Minnina, la hija de los Michieli, ingresó al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, también conocidas como Hermanas de Canossa. Esta decisión marcó un punto crucial en la vida de Bakhita, ya que en este Instituto descubrió la fe cristiana y recibió el bautismo, la primera comunión y la confirmación el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. Adoptó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.
Se Convierte en Religiosa Canossiana
La historia de Bakhita revela una conexión profunda con Dios, a quien ella reconoce como el que permaneció en su corazón durante su tiempo de sufrimiento como esclava. Su vocación la lleva a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad. A pesar de la oportunidad de regresar a Sudán con la familia Michieli, Bakhita decide quedarse en el Instituto, rechazando la esclavitud y eligiendo la libertad espiritual.
Trasladada a Venecia en 1902, Bakhita dedicó su vida al servicio, realizando tareas de limpieza, cocina y cuidado de los más pobres. Aunque no realizó milagros evidentes, ganó reputación como una mujer santa por su modestia, humildad y firmeza en su fe. Su vida estuvo marcada por la cotidianidad y la fidelidad a sus deberes diarios.
En 1910, con esfuerzo, Bakhita escribió su autobiografía, que fue publicada en 1930. Este acto la catapultó a la fama y, en 1929, se le encomendó ir a Venecia para contar su historia de vida. Después de la publicación de sus memorias, Bakhita se convirtió en una figura destacada, viajando por toda Italia para dar conferencias y recaudar fondos para su orden.
Fallecimiento de Santa Josefina Bakhita
La salud de Bakhita se debilitó en sus últimos años, y tuvo que usar una silla de ruedas. Sin embargo, esto no la detuvo en sus viajes, a pesar de que su tiempo estuvo marcado por el dolor y la enfermedad. Se dice que, en sus últimos momentos, Bakhita expresaba la necesidad de ser liberada de sus cadenas. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, y sus últimas palabras fueron «Madonna! Madonna!»
El funeral de Bakhita atrajo a miles de personas, quienes expresaron su respeto y admiración hacia ella. Durante los tres días de duelo, se cuenta que sus articulaciones aún permanecían cálidas, y las madres colocaban su mano sobre la cabeza de sus hijos en busca de su bendición. La reputación de Bakhita como santa se consolidó, y en 1959, la diócesis local inició las investigaciones para declararla venerable. El 1 de diciembre de 1978, fue proclamada Venerable, y el proceso para su canonización comenzó con vigor.
El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatificó a Bakhita, reconociendo su papel en la transmisión del mensaje de reconciliación y misericordia. Ella misma expresó en una ocasión que, si se encontrara de nuevo con aquellos negreros que la raptaron y torturaron, se arrodillaría para besar sus manos, reconociendo que ese sufrimiento la llevó a abrazar la fe cristiana. S.S. Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre del 2000, convirtiéndola en una figura venerada por los católicos africanos y un símbolo de honor para las mujeres africanas que sufrieron durante la esclavitud.
Bakhita, la santa africana, se erige como Nuestra Hermana Universal, un faro de espiritualidad y resistencia para personas de diversas religiones y tradiciones. Su vida, un testimonio de sufrimiento, fe y redención, trasciende fronteras y se convierte en un legado perdurable de fortaleza espiritual.
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