Biografía Santa Isabel de Hungría – 17 de noviembre
Santa que mientras perteneció a la realeza, estuvo al servicio de su pueblo y de los más pobres. Luego de que su esposo falleciera, fue desterrada, pero al volver utilizó todas sus riquezas heredadas para la construcción de un gran hospital.
Historia de Santa Isabel de Hungría
Isabel con tan sólo 15 años de edad, fue dada en matrimonio por su padre, el Rey de Hungría al príncipe Luis VI de Turingia, Isabel y Luis tuvieron 3 hijos. Se amaban tan intensamente que ella llegó a exclamar un día: «Dios mío, si a mi esposo lo amo tantísimo, ¿Cuánto más debiera amarte a Ti?«. Su esposo aceptaba de buen modo las santas exageraciones que Isabel tenía en repartir a los pobres cuanto encontraba en la casa. Él respondía a los que criticaban: «Cuanto más demos a los pobres, más nos dará Dios a nosotros«.
Historia más conocida sobre Santa Isabel
Se cuenta una historia interesante sobre Isabel.
En una ocasión, algunas personas acusaron a Isabel ante el propio Luis de estarse llevando los panes y reservas públicas y dejar vacíos los graneros y almacenes. Luis quería a su esposa con delirio, pero no pudo hacer oídos sordos antes tal rumor y le pidió una prueba de su acusación a aquellas personas.
— Espera un poco -le dijeron- y verás salir a la señora con la faltriquera llena.
Poco tuvo que esperar el duque para ver a su mujer que salía, tratando de hacer poco ruido, del palacio cerrando cautelosamente la puerta. Con voz fuerte la detuvo Luis y la preguntó:
— ¿Qué llevas en la falda?
— Nada…, son rosas -contestó Isabel tratando de disculparse, sin recordar que estaba en pleno invierno-.
Y, al extender el delantal, rosas eran y no mendrugos de pan lo que Isabel llevaba, porque el Señor quiso salir fiador de la palabra de su sierva.
Cambios a una Vida más Santa
Un día, fue al templo vestida con los más exquisitos lujos, pero al ver una imagen de Jesús crucificado pensó: «¿Jesús en la Cruz despojado de todo y coronado de espinas, y yo con corona de oro y vestidos lujosos?». Desde ese momento, no volvió con vestidos lujosos a la casa de Dios.
Una vez se encontró un leproso abandonado en el camino y no teniendo otro sitio en dónde colocarlo por el momento, lo acostó en la cama de su marido que estaba ausente. Llegó este inesperadamente y le contaron el caso. Se fue furioso a regañarla, pero al llegar a la habitación, vio en su cama, no el leproso sino un hermoso crucifijo ensangrentado. Recordó entonces que Jesús premia nuestros actos de caridad para con los pobres como hechos a Él mismo.
Muerte del Rey Luis IV
Cuando ella tenía veinte años y con su hijo menor recién nacido, su esposo murió en una de las cruzadas al defender Tierra Santa. Isabel casi se desespera al oír la noticia, pero luego se resignó y aceptó la voluntad de Dios. Varios hombres le pidieron que se casara con ellos, pero rechazó toda oferta de matrimonio y se decidió entonces a vivir en la pobreza y dedicarse al servicio de los más pobres y desamparados.
El sucesor de su marido la desterró del castillo y tuvo que huir con sus tres hijos, desprovistos de toda ayuda material. Ella, que cada día daba de comer a 900 pobres en el castillo, ahora no tenía quién le diera ni para sus pequeños hijos. Sin embargo, su confianza en Dios era grande y sabía que nunca la abandonaría ni tampoco a sus hijos. Luego de unos días algunos familiares la recibieron en su casa, más tarde el Rey de Hungría consiguió que le devolvieran los bienes que le pertenecían como viuda y con ellos construyó un gran hospital para pobres, y ayudó a muchas familias necesitadas.
Ingreso a la Orden Franciscana
Un Viernes Santo, después de la ceremonia, cuando ya habían desvestido los altares en la iglesia, se arrodilló ante uno y delante de varios religiosos hizo voto de renuncia de todos sus bienes y voto de pobreza, siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, y consagró su vida al servicio de los más pobres y desamparados. Cambió sus vestidos de princesa por un simple hábito de hermana franciscana, los últimos cuatro años de su vida se dedicó a atender a los pobres enfermos del hospital que había fundado. Se propuso recorrer calles y campos pidiendo limosna para sus pobres y vestía como las mujeres más pobres del campo. Vivía en una humilde choza junto al hospital. Tejía y hasta pescaba, con tal de obtener con qué compararles medicinas a los enfermos.
La Santa del Pueblo
Tenía un director espiritual que, para ayudarla en su camino a la santidad, la trataba duramente. Ella exclamaba: «Dios mío, si a este sacerdote le tengo tanto temor, ¿cuánto más te debería temer a Ti si desobedezco tus mandamientos?«
En su pueblo Isabel era conocida como «la mamacita buena«.
Un sacerdote de aquella época escribió: «Afirmo delante de Dios que raramente he visto una mujer de una actividad tan intensa, unida a una vida de oración y de contemplación tan elevada«. Algunos religiosos franciscanos que la dirigían en su vida de total pobreza, afirman que varias veces, cuando ella regresaba de sus horas de oración, la vieron rodeada de resplandores y que sus ojos brillaban como luces muy resplandecientes.
El mismo emperador Federico II afirmó: «La venerable Isabel, tan amada de Dios, iluminó las tinieblas de este mundo como una estrella luminosa en la noche oscura«.
Fallecimiento de Santa Isabel de Hungría
Cuando apenas cumplía 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, pasó de esta vida a la eternidad. A sus funerales asistieron el emperador Federico II y una multitud tan grande formada por gentes de diversos países y de todas las clases sociales, que los asistentes decían que no se había visto ni quizá se volvería a ver en Alemania un entierro tan concurrido y fervoroso como el de Isabel de Hungría, la patrona de los pobres.
Milagros de Santa Isabel de Hungría
El mismo día de la muerte de la santa, a un hermano lego se le destrozó un brazo en un accidente y estaba en cama sufriendo terribles dolores. De pronto vio a parecer a Isabel en su habitación, vestida con trajes hermosos. Él dijo: «¿Señora, Usted que siempre ha vestido trajes tan pobres, ¿por qué ahora esta tan hermosamente vestida?«. Y ella mientras sonreía le contestó: «Es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo que ya ha quedado curado«. El paciente estiró el brazo que tenía totalmente destrozado, y la curación fue completa e instantánea.
Dos días después de su entierro, llegó al sepulcro de la santa un monje cisterciense el cual desde hacía varios años sufría un terrible dolor al corazón y ningún médico había logrado aliviarle de su dolencia. Se arrodilló por un buen rato a rezar junto a la tumba de la santa, y de un momento a otro quedó completamente curado de su dolor y de su enfermedad.
¿De qué es Patrona Santa Isabel de Hungría?
Santa Isabel es la patrona de las enfermeras por todo el trabajo que realizó en el hospital. También es las patrona de la Tercera Orden Franciscana y de la Orden Teutónica.
También es la santa patrona de Bogota, Colombia.
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