Biografía de Santa Inés de Roma – 21 de enero

Una de las santas antiguas romanas más conocidas, quien fue martirizada cuando era muy joven solo por no negar su fe en Cristo.

Historia de Santa Inés de Roma

San Ambrosio fue quien, en una de sus sabias homilías, habló de Santa Inés como un personaje muy conocido de las personas de aquellos tiempos.

Ambrosio dice lo siguiente: «Santa Inés solo tenía trece años cuando fue martirizada. Y notemos el poder de la fe que consigue hacer mártires valientes en tan tierna edad. Casi no había sitio en tan pequeño cuerpo para tantas heridas. Se mostró muy valiente ante las más ensangrentadas manos de los verdugos y no se desanimó cuando oyó arrastrar con estrépito las pesadas cadenas. Ofreció su cuello a la espada del soldado furioso. Llevada contra su voluntad ante el altar de los ídolos, levantó sus manos puras hacia Jesucristo orando y desde el fondo de la hoguera hizo el signo de la cruz, señal de la victoria de Jesucristo. Presentó sus manos y su cuello ante las argollas de hierro, pero era tan pequeña que aquellos hierros no lograban atarla.

Todos lloraban menos ella. Las personas admiraban la generosidad con la cual brindaba al Señor una vida que apenas estaba empezando a vivir. Estaban todos asombrados de que a tan corta edad pudiera ser ya tan valerosa mártir en honor de la Divinidad. Cuántas amenazas empleó el tirano para persuadirla. Cuántos halagos para alejarla de su religión. Mas ella respondía: La esposa injuria a su esposo si acepta el amor de otros pretendientes. Únicamente será mi esposo el que primero me eligió, Jesucristo. ¿Por qué tardas tanto verdugo? Perezca este cuerpo que no quiero sea de ojos que no deseo complacer. Llegado el momento del martirio. Reza. Inclina la cabeza. Hubierais visto temblar el verdugo lleno de miedo, como si fuera él quien estuviera condenado a muerte. Su mano tiembla. Palidece ante el horror que va a ejecutar, en tanto que la jovencita mira sin temor la llegada de su propia muerte. He aquí dos triunfos a un mismo tiempo para una misma niña: la pureza y el martirio».

Una Virgen Mártir

Santa Inés pertenecía a una noble familia romana, la familia Clodia. Nació cerca del año 290. Recibió muy buena educación cristiana y se consagró a Cristo con voto de virginidad desde muy pequeña.

Volviendo un día de sus estudios, la joven se encontró con el hijo del alcalde de Roma, el cual se enamoró de ella y le prometió grandes regalos a cambio de que se convirtiera en su esposa. Ella respondió: «He sido solicitada por otro Amante. Yo amo a Cristo. Seré la esposa de Aquel cuya Madre es Virgen; lo amaré y seguiré siendo casta«.

A tal rechazo, aquel joven recurrió a su padre, el alcalde. La medida tomada por el alcalde fue encarcelar a la joven niña. La amenazan con las llamas si no reniega de su religión, pero no teme a las llamas. Entonces la condenan a morir degollada. Sus padres lograron recoger sus restos y la sepultaron en un sepulcro de la familia. Pocos días después su hermana Emerenciana fue martirizada a pedradas por estar rezando junto al sepulcro de Santa Inés.

«Con mínimas fuerzas superó grandes peligros«, dice San Dámaso en su epitafio.

Todos los historiadores coinciden en proclamarla mártir de la virginidad. Es patrona de las jóvenes que desean conservar la pureza. Cada 21 de enero, día de Santa Inés, se bendicen los corderos con cuya lana se tejen los «palios», es decir, el distintivo de los arzobispos.

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