Biografía de Santa Inés de Praga – 2 de marzo
Santa Inés de Praga fue una princesa que dejó todas las riquezas y la vida ostentosa para seguir las vidas ejemplares de Santa Inés y Santa Clara. En su reino hizo crecer la comunidad franciscana y ayudó a los enfermos y necesitados.
Historia de Santa Inés de Bohemia
Su nacimiento en el año 1211 en Praga, República Checa, la ha convertido en una venerada patrona invocada por praguenses y checos, exaltada como una de las figuras más nobles de la región, incluyendo Eslovaquia. Inés, hija del rey de Bohemia Premysl Otokar I y Constanza de Hungría, vinculada a las principales familias reales de Europa central y Dinamarca.
Descendiente del ilustre matrimonio de los santos bohemios Ludmila y Wenceslao a través de su padre, Santa Edwiges de Silesia era tía suya, Santa Isabel de Turingia (Hungría) era prima suya, y Santa Margarita de Hungría su sobrina. Inés pasó algunos años entre las monjas cistercienses de Trebnica, donde Santa Edwiges le impartió las verdades fundamentales de la fe, las primeras oraciones, y la formó en la vida cristiana.
Rechazo de la Vida en la Realeza
Posteriormente, fue enviada a la corte de Viena, con la expectativa de recibir una educación propia de una futura emperatriz. Sin embargo, Inés no se sintió a gusto, optando por una vida de limosnas, ayunos y consagración a la Santísima Virgen con el voto de preservar intacta su virginidad. Rechazó compromisos con el emperador Federico II y Enrique, rey de Sicilia y Alemania, decidida a vivir exclusivamente según el ideal del Evangelio.
Enterada de las noticias sobre San Francisco y la nueva Orden de Santa Clara, Inés eligió seguir a Cristo pobre en total pobreza. Despojándose de todas sus riquezas, distribuyó el dinero entre los pobres y fundó un hospital, confiándolo al cuidado de los crucíferos de la Estrella Roja, orden que ella misma estableció. Además, en Praga, erigió un convento para los Hermanos Menores franciscanos y un monasterio para las clarisas. Con otras cinco jóvenes de las principales familias de Praga, inició la Segunda Orden Franciscana en su patria, uniéndose a ellas cinco clarisas provenientes de Trento, enviadas por Santa Clara y San Francisco.
El impacto de Inés se reflejó en la expansión de la Orden de Santa Clara, con el monasterio de las clarisas en Praga convirtiéndose en un referente que dio origen a otros monasterios en Bohemia, Polonia y diferentes países. Además de sus responsabilidades monásticas, Inés asistía a las hermanas enfermas, cuidaba de leprosos y personas afectadas por enfermedades contagiosas, y se dedicaba a labores como lavar y remendar vestimentas, consolidándose como la madre de los indigentes.
Dones de Santa Inés de Praga
Santa Clara le escribió cuatro cartas hermosas y le envió símbolos significativos. Inés fue agraciada por el Señor con carismas como éxtasis, profecía, intuición de los corazones y varios milagros. Siguiendo el estilo de vida austero de San Francisco y Santa Clara, vivió en el monasterio durante 40 años.
Fallecimiento de Santa Inés de Praga
Rodeada de una luz celestial, falleció serenamente con más de 70 años el 6 de marzo de 1282. A sus funerales solemnísimos asistió el Ministro General de los Hermanos Menores, Padre Bonagrazia. Sus restos, objeto de veneración por los fieles, descansan en la iglesia del monasterio, dejando un legado perdurable de devoción y servicio en la historia de la Iglesia católica.
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