Biografía de Santa Eustoquia Calafato de Mesina – 19 de enero

Santa Franciscana perteneciente a la rama de las Clarisas. Nació «en cuna de oro» ya que era parte de una familia importante y a pesar de ello, se entregó totalmente a Dios, dando su vida al servicio de los demás.

Historia de Santa Eustoquia Calafato de Mesina

Santa Eustaquia nació en Mesina, Italia el 25 de marzo del año 1434, era hija de los condes Berardo Colafati y Matilde Colonna. Aprendió de su madre, fervorosa cristiana y entusiasta del franciscanismo, las primeras oraciones, el amor al sacrificio, a las buenas obras y al Crucificado; fue discípula del Beato Mateo de Agrigento, de San Bernardino de Siena, de San Juan de Capistrano y de San Jaime de la Marca, que volvieron a los hijos de San Francisco a la observancia de la regla y fueron los artífices del “siglo de oro del franciscanismo”.

Los Pretendientes de la Santa

En el año 1444 su padre la comprometió en matrimonio con un joven noble, pero al poco tiempo aquel joven falleció. Su padre la volvió a comprometer a un viudo de edad avanzada, quien murió repentinamente poco antes de que se realizara el casamiento. Mientras tanto nuestro señor la atraía suave y fuertemente a sí, y ella, fortalecida con la oración y la penitencia, decidió dejar el mundo para consagrarse por entero al Señor en la vida religiosa.

Ingreso a la Orden de las Clarisas

Ya en el año 1449, luego de fuertes disgustos y discusiones con su familia, fue admitida entre las Clarisas de Santa María de Basicò cerca de Mesina. Desde novicia se distinguió por eminentes cualidades de mente y de corazón. Recorrió con entusiasmo el arduo itinerario de la perfección seráfica. Para guiar la comunidad a la genuina observancia de la regla, decidió fundar un nuevo monasterio. Con la ayuda de sus familiares y de los bienhechores en Montevergine, llevó a cabo la fundación cerca de Mesina, acompañada de un buen grupo de jóvenes que con ella habían decidido consagrar su vida al esposo celestial. Eustoquia ya tenía 11 años de vivir en el antiguo monasterio.

Una Gran Lúz en la Orden de las Clarisas

La austera Regla dada por Santa Clara no era seguida por todas las religiosas. Al comenzar la nueva fundación se puso en sintonía con la reforma para un retorno a las fuentes del franciscanismo, iniciada por San Bernardino de Siena y seguida luego por Santa Coleta, San Pedro de Alcántara y Santa Teresa de Ávila. Permaneció como Abadesa y madre de sus cohermanas hasta su muerte y así pudo dar una fisonomía auténticamente franciscana a la nueva fundación, logró hacer una revolución para bien dentro de la orden.

Fallecimiento de Santa Eustoquia de Mesina

Guio a la comunidad hacia la perfección de la caridad, con prudencia, solicitud y bondad. Con el ejemplo y las exhortaciones, incitaba a todas al amor de la Cruz, de la pobreza y de la perfección seráfica. Mesina estaba totalmente entusiasmada con su Santa y con el Monasterio de Montevergine, jardín de santidad y perfección, y con los singulares carismas, visiones y curaciones, con que Jesús había exaltado a la santa quién era común verla realizar un milagro. Cuando el celestial esposo la llamó a las bodas eternas, el 20 de enero de 1485, ella salió a su encuentro con la lámpara encendida, rodeada de sus cincuenta cohermanas que recibieron su preciosa herencia.

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