Biografía de Santa Águeda Mártir – 5 de febrero

Una de las santas virgenes que fue cruelmente martirizada en el siglo III por los romanos, su historia es de las más increíbles.

Historia de Santa Águeda Mártir

Se desconoce donde nació exactamente Santa Águeda. Catania y Palermo, las dos ciudades que se disputan el ser el lugar del nacimiento de la mártir. Lo que se puede afirmar es que nació en el año 235 en las laderas del Etna, de una familia rica y noble.

La Santa era aún una adolescente cuando manifestó su voluntad de consagrarse a Dios y recibió de su obispo el velo rojo que llevaban las vírgenes consagradas.

Decio y Quinciano contra los Cristianos

En el año 250 estalló la persecución contra los cristianos impuesta por el emperador Decio. El encargado de aplicarlo en Catania era el despiadado procónsul Quinciano, quien se encaprichó de una manera horrible con Águeda.

La joven santa huyó a Palermo, pero fue encontrada y llevada de regreso a Catania. Estando frente a Quinciano, no negó su fe en ningún momento. El procónsul, entonces, decidido a atentar contra la virtud de la doncella, la confió a una cortesana, Afrodisia, para que le enseñase dicho oficio. En todo momento Águeda permaneció fiel a Cristo, por lo que fue entregada de nuevo a Quinciano, que decidió procesarla de otra manera.

Las Actas del Martirio de Santa Águeda

Las “Actas del martirio de Santa Águeda” dicen los siguientes diálogos: “¿De qué condición eres tú?”, preguntó Quinciano: “Nací libre y de familia noble” respondió la joven. Quinciano le dijo: “Si dices que eres libre y noble, ¿por qué vives y te vistes como una esclava?”  “Porque soy sierva de Cristo”, explica Águeda. Y de nuevo Quinciano pregunta: “Pero si verdaderamente eres libre y noble, ¿por qué quieres hacerte esclava?” Águeda responde: “La máxima libertad y nobleza consiste en demostrar que se es siervo de Cristo”.

Quinciano agregí: “¿Y qué? ¿Los que despreciamos la servitud de Cristo y veneramos a los dioses no tenemos libertad? “Vuestra libertad os arrastra a tanta esclavitud que os hace siervos del pecado”, afirmó Águeda.

El Martirio de la Santa

Ante estas últimas palabras, Quinciano ordena una por última vez a Águeda que rechace su fe en Cristo y para que piense su respuesta, la encarcela. Pero al día siguiente, ante el nuevo rechazo de la joven, establece que sea sometida a la tortura. Al verla que tiene un gran valor y no se queja de lo que pasará, Quinciano ordena que le sean arrancados los pechos. En un estado terrible, Águeda es llevada de nuevo a la cárcel; pero esa noche se le apareció el apóstol San Pedro, quien le sanó los pechos.

Conducida de nuevo ante el tribunal, Águeda se niega una vez más a adorar a los dioses y declara que ha sido curada mediante el poder de Jesucristo. Furioso por el gran valor que poseía la joven a pesar de las torturas, Quinciano decreta que sea arrojada sobre carbones ardientes, envuelta en su velo rojo de esposa de Cristo.

Mientras la orden era ejecutada, el lugar donde el santo cuerpo fue arrojado y toda la ciudad de Catania fueron sacudidos por un fuerte terremoto. Todos corrieron al tribunal y comenzaron a armar tumulto porque se atormentaba a una santa sierva de Dios, y por este motivo todos se encontraban en grave peligro.

Águeda, cuyo velo había quedado íntegro, fue sacada de las brasas, y, “habiendo entrado de nuevo en la cárcel, tendió sus brazos al Señor y dijo: ‘Señor que me has creado y custodiado desde mi infancia y que en la juventud me has hecho actuar con valor, que alejaste de mí el amor las cosas terrenas, que preservaste mi cuerpo de la contaminación, que me hiciste vencer los tormentos del verdugo, el hierro, el fuego y las cadenas, que me diste la virtud de la paciencia en medio de los tormentos; te ruego que acojas ahora mi espíritu, porque ya es tiempo de que yo deje este mundo por tu mandato, y llegue a tu misericordia’.

Luego de decir estas palabras en presencia de muchas personas, falleció. Fue el 5 de febrero del año 251.

El Milagro del Monte Etna

En las “Actos del Martirio” se cuenta también la historia de un gran milagro, que un año después hubo una gran erupción del monte Etna y la corriente de lava, como un río ardiente, se dirigía hacia la ciudad de Catania. Muchas personas se dirigieron al sepulcro de Águeda para pedir su intercesión y su velo fue colocado ante el río de lava. Milagrosamente, la lava se detuvo. Las reliquias de la Santa se conservan en Catania, en la catedral dedicada a ella.

Más Sobre Santa Águeda Mártir

Encuentra más información sobre Santa Águeda Mártir en nuestra página.

Oraciones a Santa Águeda Mártir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *