Biografía de San Vicente de Paul – 27 de septiembre
San Vicente de Paul no solo es conocido por todas las ayudas que hizo, si no también por que también influyo en mucha gente para que ayudaran commo lo hacía él.
Historia de San Vicente de Paul
Vicente nació en Pouy, Francia, en el año 1580. Pasó su niñez en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño mostró que era muy generoso y que le gustaba ayudar a los pobres.
Estudios y Sufrimientos del Santo
Sus padres lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y más tarde lo enviaron a la Universidad de Toulouse, y a los 20 años, en 1600 fue ordenado sacerdote.
El santo contó el mismo que cuando inicio en su sacerdocio, lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó con tres sufrimientos muy fuertes.
El primero que cuenta fue cuando iba viajando por el mar, cayó en manos de unos piratas turcos los cuales lo llevaron como esclavo a Túnez donde estuvo los años entre los años 1605 y 1607 en continuos sufrimientos.
El segundo sufrimiento es cuando logró huir del cautiverio y llegar a Francia, y allí se quedó en casa de un amigo, pero a este se le perdieron 400 monedas de plata y le echó la culpa a Vicente. Por meses estuvo acusándolo de ladrón ante todos los que encontraba. El santo se callaba y solamente respondía: «Dios sabe que yo no fui el que robó ese dinero«. A los seis meses apareció el verdadero ladrón y se supo toda la verdad. San Vicente al narrar esta anécdota a sus discípulos les decía: «Es muy provechoso tener paciencia y saber callar y dejar a Dios que tome nuestra defensa».
El tercer sufrimiento fue una terrible tentación contra la fe, que aceptó para lograr que Dios librara de esa tentación a un amigo suyo. Esto lo hizo sufrir hasta lo indecible y fue para su alma como él le dice «la noche oscura«. A los 30 años escribe a su madre contándole que amargado por los desengaños humanos, lo mejor era pasar el resto de su vida retirado en una humilde ermita. Vicente se colocó a los pies de un crucifijo, consagra su vida totalmente a la caridad para con los necesitados, y es entonces cuando empieza su verdadera historia gloriosa.
Vida Dedicada a los Pobres
Vicente hizo el voto de dedicar toda su vida a socorrer a los necesitados, por lo que desde entonces entregó su vida totalmente al servicio de los pobres. Se pone bajo la dirección espiritual del Padre Berule quien más adelante se convirtió en cardenal. Berule también era muy sabio y santo. Vicente realizó retiros espirituales por bastantes días y se lanza al apostolado que lo va a volvió famoso.
Dice el santo «Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable». Vicente consiguió esto de tal manera, que varios años después, el gran orador Bossuet, exclamará: «Oh Dios mío, si el Padre Vicente de Paúl es tan amable, ¿Cómo lo serás Tú?».
San Vicente contaba a sus discípulos: «Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades«. Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión».
Se propuso leer los escritos del amable San Francisco de Sales y estos le hicieron mucho bien y lo volvieron manso y humilde de corazón. Con Francisco de Sales fueron muy buenos amigos.
San Vicente Influia Mucho en los Demás
Vicente se hizo amigo del ministro de la marina de Francia, y este lo nombra como capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Vicente allí descubrió algo que no había imaginado: la vida horrorosa de los galeotes. En ese tiempo para que los barcos lograran avanzar rápidamente les colocaban en la parte baja unos grandes remos, y allá en los subterráneos de la embarcación llamados galeras, estaban los pobres prisioneros obligados a mover aquellos remos, en un ambiente sofocante y hediondo, pasando hambre y sed y siento azotados continuamente por los capataces, para que no dejaran de remar.
San Vicente se horrorizó al presenciar aquella situación tan horrible y pidió al ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad, a lo que el ministro accedió. Una vez incluso, Vicente se puso a remar para reemplazar a un pobre prisionero que estaba rendido de cansancio y de debilidad. Con sus muchos regalos y favores se fue ganando la simpatía de aquellos pobres hombres.
Fundación de los Vicentinos
El ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las personas acudían a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Actualmente son más de 4,300 en 546 casas.
El santo fundaba en todas partes por donde pasaba, grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres. Pero se dio cuenta de que para dirigir estas obras necesitaba unas religiosas que le ayudaran. Y habiendo encontrado una mujer especialmente bien dotada de cualidades para estas obras de caridad, Santa Luisa de Marillac, con ella fundó a las hermanas Vicentinas, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. Actualmente son 33,000 en 3,300 casas y se dedican por completo a socorrer e instruir a las gentes más pobres y abandonadas, según el espíritu de su fundador.
San Vicente poseía una gran cualidad para lograr que la gente rica le diera limosnas para los pobres. Reunía a las señoras más adineradas de París y les hablaba con tanta convicción acerca de la necesidad de ayudar a quienes estaban en la miseria, que ellas daban todo el dinero que tenían a la mano. La reina le dijo un día: «No me queda más dinero para darle«, y el santo le respondió: «¿Y esas joyas que lleva en los dedos y en el cuello y en las orejas?», y ella le regaló también sus joyas, para los pobres.
San Vicente el Mejor Benefactor
Es increíble como un solo hombre pudo repartir tantas limosnas, en tantos sitios, y a tan diversas clases de gentes necesitadas, como lo logró San Vicente de Paúl. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos. Recogía grandes cantidades de dinero y lo llevaba a los que habían quedado en la miseria a causa de las terribles guerras.
Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados. Él decía que el mayor regalo que Dios puede hacer a un pueblo es dale un sacerdote santo. Por eso empezó a reunir a quienes se preparaban al sacerdocio, para hacerles cursos especiales, y a los que ya eran sacerdotes, los reunía cada martes para darles conferencias acerca de los deberes del sacerdocio. Luego con los religiosos fundados por él, fue organizando seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos. Aún ahora los Padres Vicentinos se dedican en muchos países del mundo a preparar en los seminarios a los que se preparan para el sacerdocio.
San Vicente en una ocasión iba caminando agachado y un día por la calle no vio a un hombre que venía en dirección contraria y pegó con el hombre dándole un cabezazo sin querer. Aquel hombre otro le pegó una bofetada y San Vicente lo que hizo fue arrodillarse y pedirle perdón por aquella falta involuntaria. El agresor averiguó quien era ese sacerdote y al día siguiente por la mañana estuvo en la capilla donde San Vicente celebraba misa y le pidió perdón llorando y desde entonces se hicieron muy buenos amigos.
El Padre Vicente siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: «Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario».
Fallecimiento de San Vicente de Paul
Con el tiempo, la salud del santo fue empeorando, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amaba a Dios. San Vicente decía: «No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también«.
El 27 de septiembre del año 1660, San Vicente fallece a la edad de 80 años.
¿De qué es Patrono San Vicente de Paul?
El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad. También es el Patrono de Madagascar, de Richmond y de los hospitales, enfermos, leprosos y prisioneros.
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