Biografía de San Roque – 16 de agosto
San Roque es conocido en todo el mundo por los maravillosos favores que concede a los pobres y enfermos. Su renombre es extraordinario, especialmente cuando surgen epidemias y pestes, ya que protege a muchos que acuden a él de la enfermedad y el contagio.
Historia de San Roque
San Roque nació en Montpellier, perteneciendo a una familia de gran riqueza. Tras la muerte de sus padres, despojándose de todas sus posesiones, distribuyó generosamente su fortuna entre los necesitados y emprendió una peregrinación hacia Roma para visitar los santuarios.
Orden Franciscana y Peregrinación
Se inscribió en la Tercera Orden Franciscana y fue peregrino por toda su vida. Durante su viaje, una terrible epidemia de tifo asoló la región, causando una gran cantidad de muertes. Luego pasó a Cesena y después a Roma, donde curó a un cardenal que luego lo presentó al Papa. San Roque, con una entrega inquebrantable, se dedicó a atender a los más abandonados y enfermos. Con solo hacer la señal de la Santa Cruz en sus frentes, logró curar a muchos.
Además, acompañó a numerosas personas en sus últimos momentos de vida, ofreciéndoles una muerte digna y dignificando su descanso final, ya que nadie más se atrevía a acercarse por miedo al contagio. Su caridad fue excepcional y reconocida por todos, y su fama de santidad se propagó por Roma, donde la gente exclamaba al verlo: «¡Ahí va el santo!».
El Milagro de la Sanación de San Roque
Un día, mientras asistía a un enfermo gravemente afectado por la peste, San Roque también se contagió de la enfermedad. Su cuerpo se cubrió de manchas negras y úlceras. Con la intención de no causar molestias a los demás, buscó refugio en un solitario bosque, donde milagrosamente brotó un aljibe de agua cristalina que le proporcionaba alivio. Asimismo, durante su estancia en el bosque, un perro de una casa importante de la ciudad comenzó a llevarle a diario un pan de la mesa de su amo. Siguiendo al perro, el dueño encontró al enfermo San Roque y lo acogió en su hogar, donde logró curar sus heridas y enfermedades.
Recuperado de sus males, San Roque decidió regresar a su ciudad natal, Montpellier. Sin embargo, al llegar, se vio envuelto en una guerra y fue confundido con un espía, lo que lo llevó a ser encarcelado durante cinco años. A pesar de su difícil situación, nunca perdió su fe y dedicó su tiempo en prisión a consolar a los demás reclusos y ofrecer sus penas y humillaciones por la salvación de las almas.
Fallecimiento y Legado de San Roque
Finalmente, el 15 de agosto de 1378, día de la Asunción de la Virgen Santísima, San Roque partió de este mundo como un santo. Al preparar su cuerpo para ser enterrado, descubrieron en su pecho una señal de la cruz que su padre le había trazado en su infancia, lo que reveló su origen noble como hijo del antiguo gobernador de la ciudad. Todos los habitantes de Montpellier acudieron a sus funerales, y desde ese momento, comenzaron a manifestarse admirables milagros a través de su intercesión, que han continuado a lo largo de los siglos.
Hoy, San Roque es representado en las imágenes con su característico bastón y sombrero de peregrino, señalando con la mano una de sus llagas y acompañado de su fiel perro que le ofrece pan. Su memoria sigue viva en el corazón de los fieles, y su intercesión se ha convertido en un faro de esperanza para todos aquellos que acuden a él en tiempos de enfermedad y necesidad.
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