Biografía de San Nicolás de Tolentino – 10 de septiembre

Santo Agustino que él es un milagro para sus padres y al crecer, realizó milagros en muchas personas.

Historia de San Nicolás de Tolentino

Los papás de San Nicolás después de muchos años de matrimonio no tenían hijos, y para conseguir del cielo la gracia de que les llegara algún heredero, hicieron una peregrinación al santuario de San Nicolás de Bari. Al año siguiente nació nuestro santo y en agradecimiento al santo que les había conseguido el milagro del cielo, le pusieron como nombre Nicolás.

Ingreso en la Comunidad Agustina

Ya desde muy pequeño le gustaba alejarse del pueblo e irse a una cueva a orar en total soledad. Cuando ya había crecido, un día entró a un templo y allí estaba predicado un famoso fraile agustino, el Padre Reginaldo, el cual repetía aquellas palabras de San Juan: «No amen demasiado el mundo ni las cosas del mundo. Todo lo que es del mundo pasará«. Estas palabras lo conmovieron y desde ese día se propuso convertirse en religioso. Pidió ser admitido como agustino, y bajo la dirección del Padre Reginaldo hizo su noviciado en esa comunidad.

Primer Milagro de Nicolás

Al santo lo enviaron a hacer sus estudios de teología y en el seminario lo encargaron de repartir limosna a los pobres en la entrada del convento. Era tan buen trabajo que hacía al repartir que fue acusado ante sus superiores. Pero antes de que le llegara la orden de destitución de ese oficio, sucedió que impuso sus manos sobre la cabeza de un niño que estaba gravemente enfermo diciéndole: «Dios te sanará», y el niño quedó curado en el momento. Desde entonces los superiores comenzaron a pesar en el futuro de aquel joven seminarista.

Fue ordenado sacerdote en el año 1270, se hizo famoso porque un día colocó sus manos sobre la cabeza de una mujer ciega y le dijo las mismas palabras que había dicho al niño, y la mujer recobró la vista al momento.

Llegada a Tolentino

Fue a visitar un convento de su comunidad y le pareció muy hermoso y confortable, por lo que solicitó que lo dejaran allí, pero al llegar a la capilla oyó una voz que le decía: «A Tolentino, a Tolentino, allí perseverarás«. Comunicó esta noticia a sus superiores y por esta razón fue enviado a Tolentino.

Al llegar a la localidad, se dio cuenta de que la ciudad estaba arruinada moralmente por una especie de guerra civil entre dos partidos políticos, lo güelfos y los gibelinos quienes se odiaban a muerte. San Nicolás se propuso dedicarse a predicar como recomienda San Pablo. “Oportuna e inoportunamente». Y a los que no iban a la iglesia, les predicaba en las calles.

Al santo no le interesaba nada aparecer como sabio ni como gran orador, ni atraerse los aplausos de quienes lo escuchasen, él lo que quería era entusiasmarlos por Dios y obtener que cesara las rivalidades entre el pueblo y que reinara la paz. El arzobispo San Antonino, al oírlo exclamó: «Este sacerdote habla como quien trae mensajes del cielo. Predica con dulzura y amabilidad, pero los oyentes estallan en lágrimas al oírle. Sus palabras penetran en el corazón y parecen quedar escritas en el cerebro del que escucha. Sus oyentes suspiran emocionados y se arrepienten de su mala ida pasada«.

Conversor de las Personas de Tolentino

Los que no deseaban dejar su antigua vida de pecado hacían todo lo posible por no escuchar a este predicador, ya que les traía remordimientos de conciencia.

Uno de esos señores se propuso irse a la puerta del templo con un grupo de sus amigos para interrumpir con sus gritos y desórdenes mientras daba un sermón el Padre Nicolás. Este siguió predicando como si nada especial estuviera sucediendo. Y de un momento a otro el jefe del desorden hizo una señal a sus seguidores y entró con ellos al templo y empezó a rezar llorando, de rodillas, muy arrepentido. Dios les había cambiado el corazón. La conversión de este antiguo escandaloso produjo una gran impresión en la ciudad, lo que conllevó a que San Nicolás comenzara a pasar muchas horas en el confesionario, absolviendo a los que se arrepentían al escuchar sus sermones.

Nuestro santo recorría los barrios más pobres de la ciudad consolando a los afligidos, llevando los sacramentos a los moribundos, tratando de convertir a los pecadores, y llevando la paz a los hogares desunidos.

San Nicolás de Tolentino vio en un sueño que un gran número de almas del purgatorio le suplicaban que ofreciera oraciones y misas por ellas. Desde entonces se dedicó a ofrecer muchas santas misas por el descanso de las benditas almas.

Santos Milagros y Fallecimiento de Nicolás

En las indagatorias para su beatificación, una mujer declaró bajo juramento que su esposo la golpeaba brutalmente, pero que desde que empezó a oír al Padre Nicolás, cambió totalmente y nunca la volvió a tratar mal. Otros testigos confirmaron tres milagros obrados por el santo, el cual cuando conseguía una curación maravillosa les decía: «No digan nada a nadie». «Den gracias a Dios, y no a mí. Yo no soy más que un poco de tierra. Un pobre pecador».

San Nicolás murió el 10 de septiembre de 1305, y cuarenta años después de su muerte fue encontrado su cuerpo incorrupto. En esa ocasión le quitaron los brazos y de la herida salió bastante sangre. De esos brazos, conservados en relicarios, ha salido periódicamente mucha sangre lo que ha llevado que San Nicolás sea más popular.

¿De qué es Patrono San Nicolás de Tolentino?

San Nicolás por sus oraciones es considerado como protector de las almas del purgatorio. También es invocado para interceder por la mujeres en maternidad, por la infancia, la salud y víctimas de la peste.

Más Sobre San Nicolás de Tolentino

Encuentra más información sobre San Nicolás de Tolentino en nuestra página.

Oraciones a San Nicolás de Tolentino

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *