Biografía de San Nicolás de Flüe – 21 de marzo

Santo que llegó a ser un gran esposo y en el futuro un gran monje con el don de dar consejo.

Historia de San Nicolás de Flüe

Nació en el año 1417 en el pueblo de Flüeli-Ranft, Suiza. Desde que era un niño su madre lo hizo ser parte de una asociación piadosa llamada: «los amigos de Dios«, y aquella institución religiosa lo llenó de mucho fervor porque recomendaba insistentemente a sus socios que meditaran con frecuencia en la Pasión y Muerte de Jesús y que se esforzaran por vivir como dignos seguidores de Nuestro Señor Jesucristo.

Gran Santo Padre de Familia y Esposo

Nicolás ingresó en el ejército para defender a su patria, y llegó a ser capitán. Luego se casó y tuvo dos hijos, uno de los cuales llegó a ser un santo sacerdote, y el otro fue nombrado alcalde.

En su matrimonio siempre fue un hombre muy piadoso. Su hijo sacerdote decía de él: «Mi padre se acostaba temprano después de haber hecho que sus hijos y sus empleados rezaran las oraciones de la noche. Y muy de madrugada yo sentía que él se levantaba muy pasito y se dedicaba a rezar hasta el amanecer. Siempre que pasaba frente a un templo abierto entraba a orar, y cada día salía de casa por unos minutos para ir a visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento en la iglesia«.

Su Vida como Monje

Cuando San Nicolás tenía 50 años sintió una inspiración de Dios para dejar sus empleos oficiales y sus comodidades e irse a orar y a meditar en total soledad. Se puso de acuerdo con su santa esposa y se separó de ella y vestido de monje se fue en soledad a dedicarse a la oración y a la meditación.

Quiso irse a otro país, pero cuando iba llegando a la frontera se encontró con un campesino que también pertenecía a la asociación «Amigos de Dios», el cual le dijo que debía quedarse en su propia patria rezando y haciendo penitencia por sus paisanos. Nicolás al principio estaba indeciso, pero entonces se desató una gran tormenta en el camino por donde él iba a seguir y caían rayos tan fuertes allí adelante, que consideró todo esto como una señal de Dios y se regresó para seguir viviendo en su tierra natal.

El Santo que No Tiene Hambre

Por el camino sufrió unos grandes dolores de estómago que eran tan espantosos que creyó que se iba a morir. Se encomendó a Dios y el mal desapareció milagrosamente, pero desde ese día perdió por completo el hambre y desde entonces vivió de tal manera sin comer ni beber casi nada, que nadie lograba explicarse cómo podía vivir así.

Se fue a una alta montaña donde había un nacimiento de agua y allí en una cueva pasó los últimos 19 años de su vida rezando, meditando y haciendo penitencia.

Desde muy temprano hasta la una de la tarde se dedicaba totalmente a orar y a meditar. Luego, desde la una hasta las seis dedicaba su tiempo a dar consejos a las numerosas personas que iban a consultarle, y después desde las seis hasta las nueve seguía orando.

El Santo que Previno uno Guerra

Dios le concedió el don de dar consejo. A un amigo suyo le contó que había pedido mucho al Señor este don y que lo había logrado conseguir de su divina bondad. Grandes multitudes se sentían atraídas por este hombre a quien nadie veía comer ni beber y que era de muy pocas palabras, pero que las pocas palabras que decía le llegaban a uno al alma y lo lograban transformar. A los que iban sólo por curiosidad no les decía ni una palabra y los dejaba irse sin darles consejos. A quienes le preguntaban cómo lograba subsistir así sin casi alimentarse, les respondía: «Dios sabe cómo». Las autoridades contrataban a personas para que estuvieran en los caminos y que averiguaran quién le llevaba alimentos, pero nunca encontraron a nadie.

Con todo lo que le regalaban los fieles, mando a construir una capilla y allí a esa altura iba cada día un sacerdote y le celebraba la misa y le daba la comunión.

Los distintos partidos y estados de Suiza estaban tremendamente divididos y había el grave peligro de que se desatara una cruel guerra civil. No había forma de que los dos bandos se pudieran poner de acuerdo. Al fin a algunas personas se les ocurrió la brillante idea de llamar a Nicolás. Este bajó de la montaña y de tal manera supo aconsejar a ambos bandos que se logró firmar la paz y se evitó la guerra entre paisanos. El senado de la nación dio un decreto alabando a Nicolás y dándole gracias por su mediación y allí se dice: «Este hombre de Dios recomienda a todos la paz, y la logra conseguir».

Fallecimiento de San Nicolás de Flüe

Nicolás regresó a su montaña a orar, meditar y aconsejar, y el día en que cumplió sus setenta años murió tranquilamente. Desde entonces los católicos de Suiza lo consideran como un santo y empezaron a conseguir favores del cielo encomendándose a este su santo paisano.

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Oraciones a San Nicolás de Flüe

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