Biografía de San Juan Eudes – 19 de agosto

Gran sacerdote francés que dedicó toda su vida a servir a los demás y darle refugio a los más necesitados.

Historia de San Juan Eudes

En el siglo XVI, vivía en Ri, Normandía, Francia, un granjero de nombres Isaac Eudes, esposo de Marta Corbin. Luego de dos años de matrimonio no habían podido concebir un hijo, por lo que ambos esposos fueron en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después tuvieron un hijo y con los años otros cinco. El mayor recibió el nombre de Juan y, desde niño, denotaba una gran inclinación al amor de Dios. Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo evangélico y le puso la otra mejilla.

Ingreso a la Orden de San Felipe Neri

Cuando tenía catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando en la granja de la familia. Pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las órdenes menores en el año 1621 y estudió la teología en Caén con la intención de consagrarse a los ministerios parroquiales. Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general de la orden en el año 1623.

Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación fue espléndida, el Padre Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del sacerdote Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, «estaba hecho para educar ángeles». El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle.

Un Sacerdote al Servicio de los Enfermos

Dos años después comenzó en Normandía una violenta epidemia de peste, Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: «La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida«. El Padre Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento.

El santo pasó diez años en la prédica de misiones al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado. En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares como se conocen hoy en día. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros. En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que, según él, «el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que caza los pájaros». Monseñor Le Camus, amigo de San Francisco de Sales, dijo refiriéndose a Juan Eudes: «Yo he oído a los mejores predicadores de Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las personas como este buen padre«. San Juan Eudes predicó en su vida alrededor de ciento diez misiones.

El Impacto de Magdalena Lamy en la vida de San Juan Eudes

Una de las experiencias que adquirió durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil. Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy, una mujer muy humilde, que había dado albergue a varias convertidas, dijo un día al santo: «Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber. No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano«.

Estas palabras llegaron a lo más profundo de San Juan Eudes, por lo que alquiló en el año 1641, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas, quienes rápidamente aceptaron.

Después de mucho orar, reflexionar y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643. La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación de seminarios. El Padre Condren, que había sido nombrado superior general, estaba de acuerdo con el santo; pero su sucesor, el Padre Bourgoing, se negó a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.

Problemas de la Nueva Congregación

El santo decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos, cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día de la Anunciación del año 1643 en Caén, bajo el nombre de «Congregación de Jesús y María«. Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus cinco primeros compañeros se consagraron a «la Santísima Trinidad, que es el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio». El distintivo de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los hombres.

La congregación tuvo muchos problemas y bastantes opositores, sobre todo por parte de los jansenistas y de los padres del oratorio. En el año 1646, Juan Eudes envió a Roma al Padre Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación, pero la oposición era tan fuerte, que dicha misión no tuvo éxito.

En el año 1650, el obispo de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad. El año siguiente, Oliver, que consideraba al santo como «la maravilla de su época», Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, San Juan Eudes recibió la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653, San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen 6 años después. El santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y San Juan Eudes fracasó en Roma.

Gran Devoto del Sagrado Corazón de Jesús

Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el coronamiento de la obra que el Padre Eudes y Magdalena Larny habían emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas. San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes.

Al año siguiente, publicó un libro al que nombró «La Devoción al Adorable Corazón de Jesús». Ya antes, el santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin embargo él «quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del Santo Corazón de María», como lo dijo León XIII en el año 1903. El decreto de beatificación añadía: «Él fue el primero que, por divina inspiración les tributó un culto litúrgico.»

Fallecimiento de San Juan Eudes

Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre «el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios«; trabajó en la obra mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la que predicó en Sain-Lö en el año 1675, en plena plaza pública, con un frío extremo. La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa. San Juan Eudes falleció el 19 de agosto del año 1680. Fue canonizado en el año 1925.

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