Biografía de San Josafat de Lituania – 12 de noviembre

Santo nacido en tiempos del Gran Ducado de Lituania. Se convirtió en Obispo y guió santamente a su pueblo.

Historia de San Josafat de Lituania

Nacido en 1580 en el Gran Ducado de Lituania, Josafat se convirtió en un defensor apasionado de la unión de la Iglesia ortodoxa oriental con la Iglesia católica de Roma, y su vida estuvo marcada por su compromiso con la fe y su dedicación a este objetivo, que finalmente lo llevaría al martirio.

Desde su infancia, Josafat mostró un fuerte interés por la vida religiosa. Criado en el seno de una familia católica, su madre lo inspiró a reflexionar sobre el sufrimiento de Cristo, alentándolo a mirar el crucifijo y pensar en lo que Jesucristo había soportado por la humanidad. Esta influencia temprana dejó una impresión profunda en él y lo impulsó a considerar una vida dedicada al servicio religioso.

Juventud de San Josafat

En sus años de juventud, Josafat trabajó como asistente en una tienda de telas. Durante su tiempo libre, se dedicó a la lectura de libros religiosos, lo que al principio no agradó a su empleador. Sin embargo, con el tiempo, el dueño de la tienda se dio cuenta de que la lectura piadosa estaba influyendo positivamente en Josafat, lo que lo hacía más virtuoso y diligente en su trabajo.

Josafat recibió dos propuestas tentadoras: casarse con la hija de su empleador y heredar todos sus bienes. Sin embargo, rechazó estas ofertas, ya que había decidido buscar una herencia diferente: la vida religiosa. Se dedicó a la búsqueda de una relación más profunda con Dios, lo que lo llevó a la Compañía de Jesús, donde comenzó su formación religiosa.

Vida Santa de San Josafat

En 1604, Josafat ingresó al Monasterio de la Santísima Trinidad en Vilna, la capital de Lituania, bajo la dirección de los monjes basilianos. Durante este período, fue acompañado por su amigo y colaborador, Benjamín Rutsky. Juntos, desempeñaron un papel significativo en la promoción de la unión de la Iglesia ortodoxa oriental con la Iglesia católica.

Josafat se ordenó como sacerdote, pero mantuvo una vida ascética y dedicada. Su rutina diaria incluía horas de oración, la lectura y meditación de las Sagradas Escrituras, así como la realización de penitencias, como soportar las inclemencias del tiempo y ayudar a los pobres. Su devoción lo llevó a enfrentar los desafíos del frío invernal y el calor sofocante del verano con humildad y sin quejas. Además, se destacó por su paciencia y compasión al tratar con personas difíciles y poco comprensivas.

Josafat fue nombrado superior del monasterio en Vilna, donde se encontró con la resistencia de monjes ortodoxos y antirromanos. A través de la paciencia, la prudencia y la caridad, logró ganarse a sus compañeros monjes para la causa de la unión de las Iglesias y demostró ser un consejero espiritual habilidoso.

Lucha por la Unión de la Iglesia

La Iglesia ortodoxa oriental de Lituania había considerado unirse a la Iglesia Católica de Roma en 1595, pero esto desató una violenta oposición de los ortodoxos más radicales. Josafat asumió el desafío de lograr la unión en un momento en que la mayoría de los lituanos eran seguidores de la Iglesia ortodoxa. Su misión de reunir a su nación bajo la Iglesia católica se convertiría en una obra de vida, y Josafat se enfrentó a numerosos obstáculos en el camino.

En 1617, fue nombrado arzobispo de Polotsk, una posición que se encontraba en un estado de abandono y deterioro. Josafat asumió la tarea de reconstruir templos, elevar el nivel moral y ético de los sacerdotes y supervisar el desarrollo de las parroquias. Visitó personalmente cada parroquia, redactó un catecismo y se convirtió en una figura respetada y admirada por su devoción y liderazgo.

Problemas en el Obispado

Sin embargo, su misión no estuvo exenta de desafíos. En 1623, un arzobispo autoproclamado llamado Melquisedec se declaró líder en lugar de Josafat mientras este último estaba fuera de la ciudad. Esto provocó la ira de algunos seguidores y personas que se sentían incómodas con las reformas y los llamados al respeto de la moral y las costumbres.

Josafat decidió enfrentar el desafío y visitar la ciudad de Vitebsk, la más hostil a su liderazgo. A pesar de los consejos de amigos y las amenazas, Josafat rechazó la escolta militar y declaró: «Si Dios me considera digno de morir como mártir, no temo a la muerte».

El recibimiento en Vitebsk fue hostil, con insultos, pedradas y amenazas. Josafat intentó apaciguar a la multitud, pero no pudo evitar que la violencia aumentara. Cuando una multitud enojada rodeó a sus colaboradores, Josafat intervino y pidió ser el único blanco de la furia de la multitud, afirmando que estaba dispuesto a sufrir en lugar de sus seguidores.

Fallcimiento de San Josafat de Lituania

Los rebeldes lo apuñalaron, dispararon y arrastraron su cuerpo por las calles antes de arrojarlo al río Divna el 12 de noviembre de 1623. Meses después, los asesinos se arrepintieron de su crimen y se convirtieron al catolicismo, buscando perdón.

El Papa ha declarado a San Josafat patrón de aquellos que trabajan por la unidad de los cristianos. Su vida y sacrificio siguen siendo un testimonio de valentía, caridad y compromiso con la fe católica en una época de divisiones religiosas. La historia de San Josafat continúa inspirando a quienes buscan la unidad en la Iglesia y la fraternidad entre los cristianos. Su legado perdura como un faro de esperanza y ejemplo de entrega.

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