Biografía de San Finiano de Clonard – 12 de diciembre
San Finiano de Clonard, destacado en el panorama de los santos irlandeses tras la era de San Patricio, su historia está envuelta en misterio y en la incertidumbre. Aunque tres siglos después de su fallecimiento se creía que había pasado un tiempo en Gales, ya siendo monje, su vida monástica se desarrolló principalmente en su tierra natal.
Historia de San Finiano de Clonard
Se relata que pasó algún tiempo en el monasterio de San Cadoc de Nantcarfan, donde, según la tradición, milagrosamente puso fin a plagas que asolaban las cosechas en la isla de Flatholm, en el estuario de Severn. Este evento se destaca entre los numerosos milagros que se le atribuyen, como la protección contra piratas sajones al hacer que un terremoto engullera el campamento invasor. A pesar de su inicial intención de peregrinar a Roma con San Cadoc, un ángel lo disuadió, marcando así su retorno a Irlanda.
A su regreso, San Finiano fundó iglesias, escuelas y monasterios, siendo Aghowle y Mugna notables entre ellos. En este último, se tramó una conspiración en su contra. Cormac, hijo del reyezuelo local, instigó a su hermano Crimtan a perseguir a San Finiano con la esperanza de que pereciera en la empresa. El plan tuvo éxito parcialmente, ya que Crimtan, al intentar expulsar a Finiano por la fuerza, se rompió la pierna.
Legado de San Finiano De Clonard
El monasterio más significativo de San Finiano estaba ubicado en Clonard de Meath. Una anécdota reveladora ocurrió cuando un anciano pagano mago llamado Fraechman lo visitó. Al ser preguntado sobre la procedencia de su arte, el mago respondió enigmáticamente sobre el lugar de la resurrección de Finiano. La silla en la que estaba sentado fue señalada como el lugar, y Clonard floreció como el escenario de su renacer espiritual, atrayendo a miles de discípulos. Reconocido como el «Maestro de los santos de Irlanda», San Finiano irradiaba bondad y sabiduría, y se le atribuyen hasta 3,000 discípulos.
San Finiano fue conocido por su profundo conocimiento de la Sagrada Escritura, y su escuela bíblica en Clonard fue un faro de aprendizaje hasta enfrentar las invasiones danesas y normandas. A principios del siglo XIII, el monasterio de Clonard pasó a manos de los agustinos. En sus viajes misioneros y su residencia en Clonard, San Finiano, fallecido durante una epidemia de fiebre amarilla en el siglo VI, ofreció su vida por sus compatriotas. Su festividad se celebra en toda Irlanda, y aunque se le venera como obispo, esta designación es incierta. Su legado persiste como una fuente de luz espiritual en la historia irlandesa.
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