Biografía de San Enrique Morse – 1 de febrero

Henry Morse vivió una vida marcada por su firme fe católica en medio de una Inglaterra donde ser católico era motivo de persecución. Su tenacidad se refleja en las cinco detenciones que sufrió por su fe, escapando o siendo liberado en cuatro ocasiones, lo que le permitió ejercer como sacerdote más tiempo en Inglaterra que la mayoría de los jesuitas.

Historia de San Enrique Morse

Más conocido en el idioma español como Enrique Morse, nació en el año 1595 en Brome, Suffolk, Inglaterra. Morse inició sus estudios en derecho en Londres, desencantándose gradualmente de la religión oficial y encontrando la verdad en la fe católica. Su conversión en el Colegio Inglés de Douai en Flandes lo llevó de nuevo a Inglaterra, donde su negativa a jurar lealtad al rey en asuntos religiosos resultó en su primera detención. Tras cuatro años de prisión, fue liberado en 1618, beneficiándose del indulto real que exilió a disidentes religiosos a Francia. Morse regresó a Flandes y luego a Roma, donde estudió teología y fue ordenado en 1623.

Su ingreso a la Compañía de Jesús en 1624 marcó una nueva etapa en su vida, dedicándose al trabajo pastoral en el norte de Inglaterra durante su noviciado. Sin embargo, su segundo arresto ocurrió durante una travesía a Flandes, cuando fue descubierto como sacerdote. Junto a otro jesuita, John Robinson, fue encarcelado en el castillo de York, donde Robinson dirigió los Ejercicios Espirituales de Morse. Después de tres meses, fueron liberados y expulsados del país.

Morse regresó a Flandes, sirviendo como capellán del ejército español hasta que problemas de salud lo llevaron a ser ayudante del maestro de novicios. En 1633, fue destinado nuevamente a Inglaterra, donde su dedicación durante una epidemia de peste resultó en su tercera detención. A pesar de ser liberado en junio de 1635 gracias a la intervención de la reina Enriqueta María, la persecución persistió, llevándolo de nuevo al continente como capellán militar.

Martirio de San Enrique Morse

En 1643, Morse regresó a Inglaterra con un perfil más discreto, trabajando en Cumberland. Sin embargo, su suerte cambió cuando fue arrestado nuevamente, esta vez en una situación fortuita. A pesar de disfrutar de seis semanas de libertad, su última detención ocurrió al perderse y tocar la puerta equivocada. En enero de 1645, fue condenado a muerte por alta traición y ejecutado en Tyburn.

La valentía y compromiso de Henry Morse, evidenciados en su persistente servicio sacerdotal a pesar de las repetidas detenciones, destacan su devoción a la fe católica en un periodo de intensa persecución religiosa en Inglaterra. Su sacrificio y martirio lo convierten en un ejemplo de firmeza en la defensa de las creencias religiosas en tiempos difíciles.

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