Biografía de San Cirilo de Jerusalén – 18 de marzo

Santo antiguo que luchó contra las herejías antiguas, pero siempre con formalidad y tranquilidad.

Historia de San Cirilo de Jerusalén

San Cirilo nació cerca de Jerusalén en el año 396 y fue Arzobispo de esa ciudad durante 30 años, pero de ese tiempo estuvo 16 años desterrado. Esto ocurrió en 5 ocasiones: tres por los de extrema izquierda y dos por los de extrema derecha.

Era un hombre suave de carácter, no le gustaba estar en discusiones, deseaba más instruir que polemizar, y trataba de permanecer neutral en las discusiones. Pero por eso mismo una vez lo desterraban los de un partido y otra vez los del otro.

Gran Defesor de la Iglesia

Aunque los de cada partido extremista lo llamaban hereje, sin embargo, San Hilario, quién defendía el dogma de la Santísima Trinidad, lo tuvo siempre como amigo, y San Atanasio, el defensor de la divinidad de Jesucristo, le profesaba una amistad sincera. En el Concilio general de Constantinopla, en el año 381, lo llama «valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión».

Una de las acusaciones que le hicieron sus enemigos fue el haber vendido varias posesiones de la Iglesia de Jerusalén para ayudar a los pobres en épocas de grandes hambres y miserias. Pero esto mismo hicieron muchos obispos en diversas épocas, con tal de disminuir las necesidades de los pobres.

El emperador Juliano, apodado el apóstata, se propuso reconstruir el templo de Jerusalén para demostrar que lo que Jesús había anunciado en el evangelio ya no se cumplía. San Cirilo anunció mientras preparaban las grandes cantidades de materiales para esa reconstrucción, que aquella obra fracasaría estrepitosamente. Esto sucedió tal y como dijo el Santo, ya que el templo no se reconstruyó.

Gran Doctor de la Iglesia

San Cirilo de Jerusalén se ha hecho célebre y ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por sus grandes escritos muy importantes que se llaman «Catequesis». Son 18 sermones pronunciados en Jerusalén, y en ellos habla de la penitencia, del pecado, del bautismo, y del Credo, explicándolo frase por frase. Allí instruye a los recién bautizados acerca de las verdades de la fe y habla de maneras únicas y bellas acerca de la Eucaristía.

En sus escritos insiste fuertemente en que Jesucristo sí está presente en la Santa Eucaristía. A los que reciben la comunión en la mano les aconseja: «Hagan de su mano izquierda como un trono en el que se apoya la mano derecha que va a recibir al Rey Celestial. Cuidando: que no se caigan pedacitos de hostia. Así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de oro, sino que los llevamos con gran cuidado, hagamos lo mismo con los pedacitos de Hostia Consagrada«.

Fallecimiento de San Cirilo de Jerusalén

Luego de regresar de su último destierro que duró 11 años, encontró a Jerusalén llena de vicios, desórdenes y divisiones, por lo que se dedicó con todas sus fuerzas que las personas recuperaran el fervor y la paz, y a obtener que los que se habían pasado a las herejías volvieran otra vez a la Santa Iglesia Católica.

Cuando 72 años murió en Jerusalén en el año 386. En 1882 el Papa lo declaró Doctor de la Iglesia.

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Oraciones a San Cirilo de Jerusalén

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