Biografía de San Andrés Bóbola – 16 de mayo
Santo Jesuita quefue cruelmente asesinado por defender la fe católica en tiempos oscuros para el verdadero cristianismo.
Historia de San Andrés Bóbola
San Andrés Bóbola nació en 1592 en Sandomir, Polonia. Perteneció a una familia ilustre importante en el Reino. En esos años Polonia vivió casi siempre en continuas luchas civiles.
Durante este tiempo, hubo cismas religiosos y repetidas invasiones de los pueblos vecinos. Y las ideas de la reforma protestante vinieron a acrecentar la ya endémica división de los polacos. La Compañía de Jesús, en defensa de la fe, fue creciendo cada vez más con fundación de nuevos ministerios y Colegios.
Ingreso a la Compañía de Jesús
Andrés comenzó a estudiar en el Colegio Jesuita de Sandomir. Fue un buen alumno. A los 19 años hizo su discernimiento vocacional y el 31 de julio de 1611 ingresó al Noviciado de la Compañía de Jesús en Vilna, Lituania. Al terminar la Filosofía, también en Vilna, teniendo 24 años de edad, fue destinado para la experiencia de magisterio al Colegio de Braunsberg, en Prusia, un año, y al Colegio de Pultusk, Ucrania.
Luego de un tiempo, Andrés volvió a Vilna para la Teología. El 12 de marzo de 1622, día de la canonización de San Ignacio y de San Francisco Javier en Roma, recibió la ordenación sacerdotal. Desde 1624 a 1630 estuvo en la Casa profesa de Vilna. Dirigió la Congregación Mariana de jóvenes. Numerosas vocaciones a la Compañía de Jesús fueron el fruto. Fue predicador, director de almas, misionero popular, y visitador de hospitales.
En 1631 fue nombrado Superior de la Residencia de Bobriuski, ciudad de Rusia Blanca, en este lugar estuvo durante 5 años. Bobriuski tenía dos iglesias ortodoxas, pero no había ninguna iglesia católica. Los habitantes, abandonados, habían olvidado hasta los rudimentos de la ortodoxia. Algunas personas tenían 70 años de o confesarse y muchos pasaban a la iglesia ortodoxa. San Andrés estableció una escuela junto a la Casa, también una capilla y logró traer de vuelta muchos fieles a la fe católica.
En 1635 por de sus superiores, fue destinado para los ministerios itinerantes de Polonia y Lituania. La situación religiosa y civil del reino exigía urgentemente su presencia. Los habitantes, greco-ortodoxos, se habían unido otra vez a la Iglesia católica en el año 1596, pero el clero ortodoxo había permanecido hostil. El Ducado de Moscú, ortodoxo, hacía toda clase de presiones.
El Predicador de la Verdadera Iglesia
San Andrés, durante 23 años, desde 1635 a 1657, fue con un dique de contención. Recorrió cientos de kilómetros en los arenales y marismas del Pripet. También en la fértil llanura de Janov. Andrés podía hablar muy bien el griego y podía discutir con los popes ortodoxos, con las mismas fuentes aceptadas por ellos. Podía llegar a una ciudad incendiada, o arrasada, e iba sin miedo. No temía a cosacos, ni a moscovitas, a transilvanos ni a tártaros. Ellos recorrían los pueblos con crueldad. Él, lo hacía con suavidad y paz. La sangrienta revuelta de los cosacos, de 1648 a 1654, se transformó en una guerra, entre el Ducado de Moscú y Polonia. Los cosacos pasaron al servicio de Moscú Y miles de fieles y decenas de sacerdotes católicos pagaron con la vida la fe de Roma.
Dentro de la Compañía de Jesús hay más de cuarenta miembros que fueron víctimas de estas luchas religiosas. La invasión sueca del año 1655, llamada “el diluvio”, destruyó gran parte de Czestochowa y la misma Varsovia. Después vino la pérdida de la independencia en favor de Prusia. Y en medio de toda desgracia siempre estuvo San Andrés Bóbola. Casi es imposible seguirlo en su travesía a través de Ucrania, Volinia, Polesia, la Rusia blanca, Polonia y Lituania.
A inicios del ao 1657, fue enviado al Colegio de Pinsk, en Lituania, a confirmar a los católicos. En mayo, una horda de cosacos se acercó a Pinsk. Los padres del colegio abandonaron la ciudad. El P. Andrés Bóbola se refugió en Janov. El día 8 de mayo, después de celebrar misa en Perezdyle, a media hora de Janov, en el pueblo de Molnilno, cayó en manos de los cosacos. “Hágase, Señor, tu voluntad”, fueron las palabras de Andrés cuando fue detenido. En un comienzo lo trataron con deferencia y él consiguió la libertad de Juan Domonowski, su compañero. Este cristiano ingresó a la Compañía y fue el mejor testigo del martirio.
Le prometieron la libertad y honores, si abrazaba la ortodoxia. A su negativa, se desencadenó la violencia.
El Cruel Martirio de San Andrés Bóbola
Al santo jesuita lo azotaron hasta el cansancio. Le encajaron en la cabeza un capacete de espinas, en el cuello le pusieron una soga cuyos extremos amarraron a la silla de dos caballos, y a la rastra, iniciaron la marcha a la ciudad de Janov. Un cosaco, detrás de él, se encargó de golpearlo con la cimitarra cada vez que Andrés tropezara o se detuviera. En Janov se le volvió a pedir que abrazara la ortodoxia. San Andrés, a duras penas, dijo: “Yo soy sacerdote católico, nacido y criado en la fe católica, y en ella quiero morir. Mi fe es la verdadera, la que lleva a la salvación eterna”.
La respuesta del capitán cosaco fue: “Perro papista, yo te arrancaré del corazón esa fe católica. Mira por ti y renuncia aquí, sin tardanza, a la comunión de Roma, o te mataré”. Levantó la espada y la descargó con todas sus fuerzas sobre la cabeza de Andrés. Ese golpe debió terminar con su vida, pero él, en un gesto instintivo, interpuso el brazo derecho y tres dedos fueron cortados.
Andrés cayó al suelo en un baño de sangre, sin sentido y parecía estar muerto. El capitán le hizo recobrar la conciencia abriéndole una profunda herida en un pie con otro golpe de espada. San Andrés, entonces, volvió a confesar su fe católica e insistió que quería morir en su fe.
Un soldado, indignado, le clavó un puñal en el ojo derecho, arrancándolo. Después, lo levantaron, llagado y lleno de sangre. Lo desnudaron totalmente; y con teas encendidas le quemaron el pecho; luego, descendiendo hasta las caderas y subiendo por la espalda, le tostaron todas las heridas, manteniendo quieta la llama hasta que se deshicieran las carnes. Le gritaron que abandonara la fe católica y él dijo: “Yo soy religioso, no puedo negar mi santa fe”. Después de la nueva confesión el martirio continuó con una serie de torturas cada vez más crueles. San Andrés, con gran esfuerzo, seguía diciendo: “Jesús, María, ayúdenme. Conviértanlos. Jesús, María, me encomiendo”.
Fallecimiento de San Andrés Bóbola
Luego de tanto sufrimiento, decidieron terminar con la vida del santo. Le hicieron una enorme herida en el cuello y por ella le arrancaron la lengua que arrojaron al suelo. Con un hierro le abrieron el costado y le destrozaron el corazón. Esta fue la desgarradora muerte de San Andrés Bóbola que tomó lugar el 16 de mayo del año 1657 cuando el santo tenía 67 años de edad.
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