Biografía de Beata Ángela Salawa – 12 de marzo

La Beata Ángela Salawa fue parte de la Tercera Orden de San Francisco. Fue una gran colaboradora en hospitales durante la primera guerra mundial.

Historia de Beata Ángela Salawa

La beata Ángela (Aniela) Salawa, una laica y virgen seglar de la Tercera Orden Secular de San Francisco de Asís, nació el 9 de septiembre de 1881 en Siepraw, Cracovia, Polonia, en el seno de una familia piadosa, pero de escasos recursos económicos. Desde sus padres, Ángela aprendió tempranamente el amor a la oración, al trabajo y al espíritu de sacrificio.

A los 16 años, en 1897, se trasladó a Cracovia para trabajar como empleada de hogar. Su vida tomó un giro significativo dos años después, con la conmovedora muerte de su hermana Teresa y la influencia de una voz interior. Fue entonces cuando tomó la firme decisión de buscar la santidad en una vida humilde y pobre. Por gracia especial del Señor, sintió el llamado a vivir en el estado de castidad virginal.

Ángela ejerció un activo apostolado entre las demás empleadas de hogar en la ciudad, siendo siempre un modelo y guía de vida cristiana para ellas. A pesar de las demandas de su trabajo, nunca descuidó su vida espiritual, alimentándola constantemente con la oración. Su lema, que resonaba con profundidad, era: «Amo mi trabajo porque encuentro en él una excelente ocasión de sufrir mucho, de trabajar mucho y de orar mucho; y, fuera de esto, no deseo nada más en el mundo».

Participaba con fe viva en las celebraciones sagradas, especialmente en la Eucaristía y el Vía Crucis, venerando a la Madre de Dios con amor filial. De esta manera, cultivó de manera notable la vida teologal de fe, esperanza y caridad hacia Dios y hacia el prójimo, acogido como hermano en Cristo.

Sufrimiento y Servicio

En 1911, Ángela experimentó un sufrimiento particular debido a una dolorosa enfermedad y la pérdida de las dos personas que más quería: su madre y la señora para quien trabajaba. Además, se vio abandonada por sus compañeras, a las que ya no podía reunir en la casa.

En 1912, descubrió que su espíritu de humildad y pobreza tenía una gran afinidad con san Francisco, lo que la llevó a profesar la vida de la orden secular franciscana. Durante la Primera Guerra Mundial, colaboró en los hospitales de Cracovia durante sus ratos libres, asistiendo y reconfortando a los soldados heridos, quienes la llamaban «la señorita santa».

En 1917, enfermó gravemente y se vio obligada a abandonar su trabajo. Pasó los últimos cinco años de su vida en una estrechísima habitación alquilada, en medio de sufrimientos continuos, ofreciéndolos a Dios por la expiación de los pecados del mundo, la conversión de los pecadores, la salvación de las almas y la expansión misionera de la Iglesia.

Fallecimiento de Beata Ángela Salawa

Ángela Salawa falleció serenamente en el Señor el 12 de marzo de 1922 en Cracovia, y su fama de santidad se difundió rápidamente por toda Polonia. Fue beatificada por Juan Pablo II el 13 de agosto de 1991, durante una misa en la plaza del Mercado de Cracovia.

En la homilía de la beatificación, Juan Pablo II expresó su alegría por celebrar el evento en Cracovia y destacó la conexión de Ángela con la espiritualidad de san Francisco de Asís. Resaltó su sensibilidad ante la acción del Espíritu Santo, evidenciada en los escritos que dejó. También comparó la vida de la beata con la de santa Eduvigis, reina, señalando que ambas figuras, la reina y la sirvienta, expresan la esencia de la santidad cristiana: «Servir a Dios es reinar».

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Oraciones a Beata Ángela Salawa

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