Biografía de Santa Melania la Joven – 31 de diciembre
Santa que sufrió mucho durante sus embarazos y no pudo tener hijos, por lo que decició junto a su esposo llevar una vida de celibato y al servicio de Dios.
Historia de Santa Melania la Joven
Melania la Joven, cuyo nacimiento tuvo lugar alrededor del año 383 en Roma, perteneció a la ilustre familia de los Valerii. Sus padres, Publícola y Albina, y su abuela paterna, conocida como Melania la Mayor, conformaban una estirpe notable. Aunque los detalles sobre su infancia son escasos, su vida tomó un rumbo trascendental tras contraer matrimonio a los trece años con Piniano, un patricio y pariente. Después de siete años de matrimonio, durante los cuales experimentó la pérdida de dos hijos, Melania optó por una vida célibe. Con el consentimiento de su esposo, ambos se embarcaron en el sendero de la perfección evangélica, consolidando así una unión que se caracterizó por la santidad y la caridad.
El contexto histórico también marcó su vida. La invasión visigoda en Italia en 408 llevó a Melania fuera de Roma, donde vivió durante dos años cerca de Messina, en Sicilia. Durante este tiempo, compartió su vida con antiguos esclavos, creando una comunidad monástica. Posteriormente, en 410, se trasladó a África, donde ella y Piniano vivieron con su madre durante siete años. Fue en este periodo que tuvo la oportunidad de relacionarse estrechamente con figuras destacadas como San Agustín y San Alipio. Aquí, Melania se dedicó a obras de caridad y piedad, y, sobre todo, fundó un convento de monjas y un claustro, asumiendo el papel de superiora y confiando el otro a Piniano.
Viaje a Jerusalén
En 417, Melania, su madre y Piniano emprendieron un viaje hacia Palestina a través de Alejandría. Durante un año, residieron en un hospicio para peregrinos en Jerusalén, donde tuvo un encuentro significativo con San Jerónimo. Su generosidad no conoció límites; tras la venta de sus propiedades en España, hizo considerables donaciones. Melania se destacó por su compromiso con la caridad y la atención a las almas necesitadas. Al perder a su esposo, emprendió nuevas empresas altruistas, como la construcción de un convento para mujeres en el Monte de los Olivos, donde, aunque rechazó el título de superiora, sostuvo financieramente la institución.
Después de la muerte de su madre en 431, Melania intensificó sus esfuerzos en fundaciones monásticas. Comenzó con la creación de un claustro para hombres, seguido de la construcción de una capilla y, finalmente, de una iglesia más imponente. Su dedicación a la vida monástica se manifestó aún más durante los doce años que vivió en una ermita cerca del Monte de los Olivos, una vez fallecido su esposo. Su compromiso se extendió incluso más allá de las fronteras, ya que, en noviembre de 436, visitó Constantinopla. En esta ciudad, desempeñó un papel crucial en la conversión de su tío pagano, Volusiano, quien era embajador en la corte de Teodosio II. Además, participó activamente en la lucha contra el nestorianismo, contribuyendo así a la defensa de la ortodoxia cristiana.
Fallecimiento de Santa Melania la Joven
Un episodio notable en su vida posterior fue el viaje de la emperatriz Eudoxia a Jerusalén en 438, donde Melania desempeñó un papel esencial. Melania falleció el 31 de diciembre del año 439. La Iglesia Griega la veneró poco después de su muerte, pero su reconocimiento en la Iglesia occidental se materializó más lentamente.
El cardenal Rampolla, en 1905, publicó una biografía que arrojó luz sobre su vida, y Pío X, en 1908, le otorgó un oficio a la congregación del clero en Somascha. Este acto marcó el inicio de un celoso culto eclesiástico en reconocimiento a la vida y obras de Melania la Joven. Su vida, inicialmente envuelta en oscuridad, se reveló más claramente gracias al descubrimiento de manuscritos, proporcionando una visión detallada de su papel como faro de santidad y caridad en la Iglesia primitiva.
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