Biografía San Paulino de Aquileya – 11 de enero
San Paulino fue un gran sacerdote y escritor del siglo VIII y fue elegido como patriarca de Aquileya, trabajo que fue realizado santamente.
Historia de San Paulino de Aquileya
San Paulino de Aquileya, un distinguido y santo prelado de los siglos VIII y IX, nació aproximadamente en 726 en Premariacco, Italia en una familia dedicada a la agricultura. A pesar de sus responsabilidades agrícolas, Paulino mostró una inclinación por el estudio, convirtiéndose con el tiempo en un reconocido gramático. Tal era su prestigio que Carlomagno lo honró con el título de «Maestro de Gramática» y «Muy Venerable», lo que sugiere que ya era sacerdote. El monarca, en reconocimiento a su valía, le otorgó propiedades en su territorio. En 776, contra su deseo, Paulino fue elevado a la sede del Patriarcado de Aquileya, donde su celo, piedad e inteligencia se manifestaron con fuerza. A petición de Carlomagno, participó en concilios y organizó un sínodo en Friuli para combatir errores sobre la Encarnación, especialmente la herejía adopcionista promovida por Félix, obispo de Urgel.
Paulino no solo combatió herejías, sino que también se dedicó a la conversión de paganos. Predicó el Evangelio a idólatras en Carintia y Estiria, y con la conquista de los avaros por Pipino, encontró un nuevo campo para su celo evangelizador. Aunque celebró la conversión de muchos, insistió en que los bárbaros no fueran bautizados sin una adecuada instrucción en la fe, rechazando prácticas precipitadas. Su preocupación pastoral se extendió a figuras políticas; escribió una «Exhortación» para el duque de Friuli, ofreciéndole consejos sobre la vida cristiana, la penitencia, la oración y la importancia de evitar malas compañías. Este escrito culminó con una conmovedora oración y la promesa de Paulino de interceder por el bienestar espiritual del duque.
Fallecimiento de San Paulino de Aquileya
La influencia y devoción de San Paulino se extendieron más allá de su vida. Las oraciones fervientes de Paulino atraían bendiciones divinas, y figuras prominentes como Alcuino solicitaban sus intercesiones. Paulino falleció el 11 de enero de 804, dejando un legado de santidad, sabiduría y dedicación pastoral que lo consolidó como uno de los prelados más destacados de su época.
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