Biografía de San León IV Papa – 17 de julio
Un Papa que supo guiar a la iglesia santamente en época de desastres naturales y humanos.
Historia de San León IV Papa
Nació en Roma, pero era de origen longobardo, no se conoce su nombre antes de ser papa, pero curiosamente sabemos que su padre se llamaba Ridolfo. León IV fue un hombre de probada pureza e integridad interior. El Papa Gregorio IV lo hizo exclaustrar del monasterio benedictino de San Martino donde era monje y lo incardinó al clero romano. León se convirtió en Papa en el año 847 por aclamación popular.
Los Primeros Años de Reconstrucción
En aquel momento la situación en Roma era bastante dramática, ya que apenas el año anterior las incursiones sarracenas habían causado muchos destrozos. Por eso su elección tuvo lugar rápidamente, sin esperar la aprobación imperial. El emperador no se lo tomó a mal pues probablemente se sentía culpable por no haber defendido la ciudad contra los árabes. Por si fuera poco, se presentó otra serie de catástrofes naturales: primero ocurrió un terremoto que aumento el miedo en la ciudad y causo grandes desastres, incluido una parte del coliseo, luego un terrible incendio que devastó la zona de Borgo y que casi alcanzaba la antigua Basílica de san Pedro. Gracias a la pronta acción y a la oración del pueblo y del Papa, el incendio fue neutralizado. Tal evento fue inmortalizado por Rafael en un fresco conocido como «El incendio de Borgo» que se conserva aún en los Museos Vaticanos.
Cuando la amenaza sarracena regresó de nuevo, León IV ya había preparado unas providencias defensivas yendo más allá de la estrecha relación de interdependencia entre el papado y el imperio. Fue así que logró firmar acuerdos con los soberanos de los ducados vecinos como Amalfi, Gaeta, Nápoles y Sorrento, promoviendo una liga dirigida por el napolitano Cesario Console, para defender las costas de Campania y del Lazio. La amenaza sarracena se acercaba y llegaron en el verano de 849, cuando en la histórica Batalla de Ostia, los sarracenos fueron derrotados. Este evento también fue inmortalizado por Rafael Sanzio en un fresco con el mismo título, conservado en los Museos vaticanos.
El Papa Restaurador de Roma
A pesar de lo anterior, también hubieron otras razones por las que el papa era conocido como «restaurador de Roma«. Aprovechando su propio ascendiente espiritual, pero también el sentimiento de culpa del emperador Lotario, logró obtener de su parte una gran suma de dinero que utilizó para varias restauraciones. La primera y más importante de todas fue la construcción de una muralla más grande que la que construyó Aureliano en su momento y que incluyó la Colina del Vaticano. A esta le siguió la restauración de las basílicas de San Pedro y San Pablo, la fortificación del puerto marítimo de Oporto y la reconstrucción de las antiguas Centumcellae en lo que hoy es Civitavecchia, así como Tarquinia, Orte y Amelia. Pero el «restaurador de Roma» no se detuvo allí; también se ocupó de la ayuda directa a la población más damnificada, con la distribución de alimentos.
León IV también era conocido como un buen pastor y como tal dedicó su pontificado a reanimar la debilitada disciplina del clero. Por esta razón dio pie a dos Concilios regionales: el de Pavía en el 850 y el de Roma en el 853; en este último trabajó en particular para reafirmar la pureza de la fe y las costumbres del pueblo. Mientras tanto, con el mismo objetivo, se multiplicaron otros Sínodos en toda Europa: en Maguncia, Limoges, Lyon, París e Inglaterra. Durante esos Concilios, se resolvió también la cuestión disciplinaria ligada a la excomunión de Anastasio, cardenal de san Marcelo con ambiciones de antipapa, quien, sordo a los llamados del Pontífice, había dejado su diócesis y se había establecido en otro lugar.
Últimos Años del Papado de León IV
Las relaciones entre León IV y el imperio no eran malas, tanto que el día de Pascua en el 850 Lotario hizo que su hijo Ludovico fuera coronado emperador por León IV. Cinco años más tarde, pero a los pocos años sucedió algo que comprometía seriamente la serenidad de la amistosa relación: Daniel, el magister militum del Imperio en Roma, acusó a Graziano, comandante de la milicia muy cercana al Papa, de tramar una alianza entre el Papado y el Imperio de Oriente. Fue el propio Ludovico, entonces, quien se precipitó a Roma, donde tuvo lugar la confrontación y donde las acusaciones contra León IV se comprobaron como infundadas. A partir de ese momento muchos soberanos de los reinos cristianos de Europa pedirán ser coronados por el Pontífice, con la intención de obtener así el reconocimiento de su soberanía «por gracia divina».
El santo pontífice falleció el 17 de julio del año 855.
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