Biografía de San Juan Francisco Regis – 16 de junio
Uno de los santos más grandes que formó parte de la orden Compañía de Jesús y fue un ejemplo para otros predicadores.
Historia de San Juan Francisco Regis
Francia tiene en su historia un gran número de santos que han logrado la conversión de miles de personas.
Niñez y juventud de San Juan Francisco Regis
En el año 1597 nació Juan en Narbona. Cuando tenía 19 años, comenzó a sentir el deseo de dejar la vida mundana, ya que pensaba que así no podría alcanzar la Santidad. Cerca de donde vivía, había una abadía y los monjes querían que Juan entrara, pero él sentía el deseo de entrar a la Compañía de Jesús por su estilo de vida, por su servicio hacia el pueblo. Pidió ser admitido entre los Jesuitas, los que lo aceptaron y notaron desde los primeros días, la gran humildad y fervor de Juan al hacer sus tareas.
Mientras era estudiante, un joven se quejó ante el superior diciendo que Juan, su compañero de habitación, casi no dormía por estar en la capilla, el superior le respondió: «No le impidas sus devociones. No te opongas a sus comunicaciones con Dios, a mí me parece que este joven es un santo y que un día nuestra Comunidad celebrará una fiesta en su honor». Y esta respuesta resultó profética.
Primeros años como predicador
Cuando tenía 33 años fue ordenado sacerdote y se le dio la misión de ir por los pueblos predicando y llevando la palabra. Sus compañeros se sorprendían al verlo ya que decían que hacía el trabajo de 5 misioneros. En los pueblos por donde pasaba, la gente que evangelizaba lo conocían como “el santo”
Juan era muy humilde a la hora de predicar, hablaba con gran devoción y santidad.
Las personas se acercaban a escucharlo en masa, llegaban tanto Católicos como no cristianos y hasta paganos y herejes, convertía a muchos pecadores. Sus palabras eran muy sencillas pero llegaban hasta el alma de quien lo oyera, le gustaba predicar a los pobres pero también los ricos lo escuchaban.
Las personas cuando le escuchaban se conmovían aun con los corazones más indiferentes. Un predicador de fama fue a escucharle, y después decía a sus colegas: «El Padre Juan Francisco predica con extrema sencillez y convierte pecadores por millares y nosotros que predicamos con tanta elegancia, ¿a quién logramos convertir?».
Otro testigo afirmaba: «Lo que a mí me admira es que un hombre de tan pobre presencia, con su sotana llena de remiendos, diciendo lo que todos dicen, sin adornos en su lenguaje, siendo a veces tan duro en su hablar, tiene tan grande inspiración divina que uno no es capaz de escucharle y seguir en paz con sus pecados».
Un santo predicador sin igual
En una ocasión, unos doctores se quejaron ante el superior jesuita para decirles que Juan predicaba de una forma que manchaba la imagen de otros predicadores. El superior se fue a escuchar al santo, pero en medio de la multitud para no ser reconocido. Al escuchar su sermón quedó impresionado y se fue a hablar con quienes se quejaban y les dijo que ojalá todos los predicadores fueran como él.
Un sacerdote en una ocasión mencionó que después de un sermón del padre Juan, las personas de su iglesia parecían que fueran otras ya que estaban totalmente renovadas.
El obispo de la región le pidió a Juan que predicara en una zona que tenía 40 años de haber sido invadida por calvinistas y que las personas eran paganas y anticatólicas. Al poco tiempo de haber llegado, ya había cientos de convertidos e incluso una vez, un líder calvinista se convirtió con que solo Juan le preguntara que cuando se convertiría, ya que cuando le hizo esa pregunta, sintió el deseo de seguir a Dios.
Era considerado Santo aún estando vivo
Como con sus predicaciones acababa con muchos vicios, las personas a los que le afectaba que la gente dejara sus vicios, lo acusaron con calumnias ante el Obispo y las quejas llegaron hasta Roma. El padre sufrió mucho con esto, pero afortunadamente Dios hizo que el secretario del obispo se diera cuenta de las mentiras que le estaban inventando y le defendió ante Monseñor, el cual escribió a Roma, hablando muy bien del jesuita.
San Juan seguía predicando en los lugares más lejanos y de más difícil acceso, las personas llenaban las iglesias en donde predicaba, todo mundo decía que irían a escuchar al santo. Logró regresar al camino a muchas mujeres con trabajos inmorales y también, logró eliminar el vicio de miles de fieles.
San Juan se levantaba siempre a las 3 de la mañana, luego confesaba y predicaba para mas tarde, ayudar a los pobres. Se entregaba tanto a su labor que incluso muchas veces, se olvidaba de comer.
Milagros de San Juan Francisco Regis
Entre sus milagros se cuenta que hizo que 2 ciegos recuperaran la visión, con una imposición de las manos curó a muchos enfermos cuando predicaba, multiplicaba los alimentos ya que regalaba su comida a los pobres y no se le acababa y convertía a las personas con solo decir una palabras.
Fallecimiento de San Juan Francisco Regis
En el año 1640, fue a predicar a una región terriblemente fría y apartada. Por el camino lo sorprendió una gran tormenta de nieve que le impidió continuar el viaje y tuvo que pasar la noche en medio de viento y en plena tormenta de nieve, por lo que le dio pulmonía. Aun estando así de mal, pronunció tres sermones el primer día de la misión y dos el segundo día, incluso pasó toda una mañana confesando. En ayunas celebró misa a las dos de la tarde, y cuando se dirigía de nuevo al confesionario para seguir su labor se desmayó.
Lo llevaron a la casa cural y poco antes de morir exclamó: «Veo a Nuestro Señor y a su Santísima Madre que preparan un sitio en el cielo para mí». Y luego exclamó: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», murió el 31 de diciembre del año 1640 ya cerca de la media noche. Su canonización fue realizada el 16 de junio del año 1737 y por eso se celebra su fiesta ese día.
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