Biografía San Joaquín Sakakibara – 18 de febrero
Uno de los santos de la Tercera Orden de San Francisco que falleció junto a San Pedro Bautista Blasquez por defender su fe en Japón.
Historia de San Joaquín Sakakibara
La evangelización Cristiana en Japón comenzó entre los años 1549‑1561 por obra de San Francisco Javier y se desarrolló en los décadas siguientes con notables y excelentes resultados. En 1587 la comunidad católica japonesa, con su centro principal en la ciudad de Nagasaki, se calculaba que tenía un aproximado de 205.000 fieles.
Persecusión en Japón
En 1987 fue cuando comenzó la persecución, primero con un decreto de expulsión de los hermanos jesuitas, quienes en gran parte permanecieron en el país, continuando silenciosamente su actividad apostólica. En 1593, provenientes de Filipinas, desembarcaron algunos franciscanos que comenzaron una valerosa predicación coronada con numerosas conversiones, construcción de iglesias, conventos, hospitales y escuelas para acoger niños.
Todas estas dinámicas y actividades provocaron la reacción del gobierno, que ordenó que fueran aprisionados los religiosos franciscanos y todos sus colaboradores. La mayoría de arrestos fueron efectuados el 9 de diciembre de 1596 en Osaka cuando fueron arrestados los 6 franciscanos y el 31 de diciembre en Meaco fueron capturados 15 laicos japoneses, al año siguiente otros dos japoneses fueron agregados al grupo de los mártires.
Un Santo Japonés Laico
Entre estos mártires recordamos a Joaquín Sakakibara, natural de Osaka, quien estaba al servicio de los franciscanos como ecónomo de los hospitales y de las demás obras caritativas de la misión. Era todavía catecúmeno cuando se enfermó. Su mujer, cristiana, pidió a los padres que le apresuraran el bautismo, pero ellos se tardaron para darle tiempo de prepararse mejor para el sacramento. Cuando recibió el bautismo se transformó en otro hombre. Le acrecentó el entusiasmo para el bien. Se hizo Terciario franciscano y dedicó su vida como ecónomo y enfermero de los hospitales y de las demás obras de asistencia.
Martirio de los Franciscanos
También Joaquín fue del afortunado número de los confesores de la fe. Los mártires suben a la Santa Colina seguidos por muchos cristianos que lloran. Los mártires alientan a los fieles y predican a los paganos. En cuanto ven la cruz en la cual consumarán el holocausto, se arrodillan y cantan el “Benedictus”. Después cada mártir busca su propia cruz y la abraza, apretándola amorosamente al corazón. Los soldados fueron atando a cada mártir a su cruz. Desde lo alto con el rostro iluminado por gran serenidad, predican todavía a Cristo.
A las diez de la mañana los soldados esperan la orden del gobernador para traspasar con lanzas a las víctimas. La orden llega y los mártires son horriblemente martirizados y mueren con los nombres de Jesús y de María, otros exclaman: “Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu”, otros cantando “Alabad al Señor todas las naciones”, los tres más jóvenes cantan: “Alabad niños al Señor”. La última víctima fue San Pedro Bautista que animó a los cristianos, invitó a los paganos a convertirse y tuvo palabras de perdón para los verdugos. La inmolación de los 26 mártires estaba cumplida, y sería semilla fecunda de nuevos cristianos. Esto ocurrió el miércoles 5 de febrero de 1597, dia en que se conmemora a San Pedro Bautista Blásquez.
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