Biografía de San Antonino Pierozzi de Florencia – 2 de mayo
Se cuenta que de todos los arzobispos que ha tenido Florencia, Antonino es quién más supo ganarse el cariño de las personas.
Historia de San Antonino Pierozzi de Florencia
Su nombre original era Antonio, pero desde muy joven fue llamado «Antonino» por sus compañeros, a causa de su pequeña estatura y de su bondad y amabilidad.
Le gustaba mucho asistir a los sermones de un Dominico, un gran predicador, y cuando cumplió 15 años, pidió ser admitido en la comunidad de los Padres Dominicos.
El Padre superior, creyéndolo muy débil para soportar la disciplina de esa gran Congregación, le puso como condición que le recitara de memoria un libro de decretos de la Iglesia en latín. A las pocas semanas llegó el joven y le recitó todo el libro, de memoria, desde la primera página hasta la última, de esta forma fue admitido como religioso.
En el noviciado tuvo como compañero a Fray Angélico, que después llegó a ser un pintor de fama mundial. Muy joven fue nombrado superior de varias casas de los Padres Dominicos en Italia y llegó a ser Superior Provincial.
El Gran Obispo de Florencia
Fue el fundador del famoso Convento de San Marcos en Florencia, y encargó a Fray Angélico para que pintara sus célebres cuadros en las paredes del convento. Predicaba muy frecuentemente y escribía libros. San Antonino Era un incasable trabajador.
El Papa Eugenio IV lo nombró arzobispo de Florencia. El santo se opuso a este nombramiento diciendo que su salud era muy débil y que no se sentía con las cualidades necesarias para tan alto cargo. El Pontífice insistió y el santo tuvo que aceptar, con gran alegría de las personas de Florencia que sentían por él una enorme admiración.
Los Grandes Milagros del Santo
Una vez vendió la única mula que tenía para viajar, y el dinero que le dieron por esa venta lo repartió entre las personas más pobres. El comprador de la mula se la volvió a regalar, y después de varias veces, se repitió esta curiosa venta y curioso regalo. Cada día recibía a todas las personas que querían hablarle, pero prefería a los más pobres, y a disposición de ellos tenía siempre todos el dinero y regalos que recibía. Varias veces vendió el mobiliario de su Casa Episcopal, para poder ayudar a los pobres. Y muy frecuentemente regaló a los necesitados las ropas que tenía para cambiarse. Fundó una asociación para ayudar a los «pobres vergonzantes», es decir, aquellos que habiendo tenido antes una buena situación económica, habían llegado a una gran pobreza.
Su carácter era muy amable, sin embargo, sabía exigir lo que su conciencia le inspiraba que debía exigir. El santo combatió fuertemente los juegos de azar en Florencia, y la costumbre de prestar dinero con intereses demasiado altos, la magia, la superstición y la brujería.
El Obispo del Pueblo
San Antonino recibió del Espíritu Santo el don de saber aconsejar muy bien a quien acudiera a él, por esta razón eran muchos los que iban a consultarle, desde los gobernantes civiles, hasta los sacerdotes, los religiosos y los más pobres de la ciudad. La gente de Florencia lo llamaba «El Padre de los buenos consejos». Poseía en grado muy alto la virtud de la prudencia. El Papa lo estimaba tanto que cuando San Antonino daba una opinión acerca de un asunto, el Papa no permitía que se le contradijera, ni que se le llevara la contraria. Cuando el Papa Eugenio sintió que su muerte llegaría, llamó a Roma junto a su lecho de enfermo a nuestro santo, el cual lo asistió hasta sus últimos momentos.
Cuando llegó a Florencia la enfermedad del tifo negro, el arzobispo Antonino vendió todo lo que tenía para conseguir ayudas para los enfermos, y se dedicó de día y de noche a asistir a los enfermos. Obró muchos milagros de curaciones y adquirió una gran fama de santo y obrador de milagros. Después cuando hubo una serie de terremotos, se dedicó con todas sus fuerzas y con todo su personal a llevar ayudas a los damnificados. El jefe civil y militar de Florencia, Cosme de Médicis, exclamaba: «Si nuestra ciudad no fue destruida, se debe en gran parte a los méritos y oraciones de nuestro Santo arzobispo«.
San Antonino falleció el 2 de mayo del año 1459, y fue declarado santo por el Papa Adriano VI en 1523.
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