Biografía de Beata María Teresa Fasce – 18 de enero
Gran religiosa agustina que guio santamente a las novicias y por su gran dirección fue elegida como abadesa.
Historia de Beata María Teresa Fasce
María Teresa, nació el 27 de diciembre de 1881 en Torriglia, Génova, Italia se destacó por su carácter fuerte y voluntarioso, así como por su profundo amor por la oración y el recogimiento. Aunque el ideal monástico floreció temprano en su corazón, su ingreso al Monasterio de Santa Rita en Casia no se materializó hasta los veinticinco años en 1906. En la noche de Navidad de ese año, ofreció su juventud al Señor, vistiendo el hábito agustino y, al año siguiente, sellando su compromiso mediante los votos religiosos.
Desde 1914, Maria Teresa ejerció como maestra ejemplar y guía para las jóvenes novicias. Su papel se amplió de 1917 a 1920, cuando asumió la grave responsabilidad de Vicaria. A partir de 1920 y hasta su fallecimiento, fue elegida abadesa por votación unánime, convirtiéndose en la «Madre» por antonomasia. Su liderazgo quedó reflejado en diversas obras, siendo la más destacada la construcción del templo de Santa Rita y la propagación de su culto a nivel mundial. La basílica se transformó en un punto de peregrinación para cientos de miles de devotos, cumpliendo así el sueño de la Madre.
La Madre Teresa también dejó un legado caritativo significativo, acogiendo a huerfanitas en el monasterio y fundando obras como la «colmena Santa Rita», un seminario agustiniano, el hospital Santa Rita y la casa de ejercicios. Su amor y sufrimiento fueron la savia vital que alimentó estas obras, manifestando así la caridad cristiana en acción.
Fallecimiento de Beata María Teresa Fasce
A pesar de la fragilidad de su cuerpo, Teresa experimentó un calvario largo y duro hasta su fallecimiento el 18 de enero de 1947. Su espíritu la sostuvo hasta el último día, expresando en sus escritos: «Me voy de este mundo con fe, esperanza y amor». Esperaba ansiosa el encuentro en el más allá, donde creía que vivirían eternamente bendiciendo las pruebas tenidas en el destierro. Sus restos descansan en la cripta, junto a Santa Rita, esperando en paz el momento de la gloria. Maria Teresa dejó un impacto duradero, no solo en las obras tangibles que realizó sino también en la devoción y el fervor espiritual que inspiró en aquellos que la conocieron y en quienes continúan venerando su memoria. Su vida fue un testimonio elocuente de fe, esperanza y amor arraigados en la espiritualidad cristiana.
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