Biografía de Beata Juana María de Maillé – 28 de marzo
La Beata Juana María de Maillé fue un ejemplo extraordinario de mujer noble y terciaria. Viuda y virgen del valiente barón de Silly, dedicó su larga vida a la penitencia y la caridad, llevando a cabo una acción religiosa y patriótica en la corte de Carlos VI y entre los grandes de Francia, con el objetivo de salvar a la nación de las luchas civiles y de la amenaza inglesa.
Impulsada por el deseo de vivir conforme a la vocación evangélica, se entregó al apostolado y a la penitencia solitaria, abrazando una vida marcada por la pobreza despojada.
Historia de Beata Juana María de Maillé
Nacida el 14 de abril de 1331 en el castillo de La Roche, en la diócesis de Tours, Juana María experimentó una primera visión de la Virgen María y del Niño Jesús en 1342, consagrándose desde entonces a honrar la Pasión de Cristo. Su formación religiosa inicial estuvo a cargo de un Padre Franciscano, confesor de la familia, quien le inculcó un amor ferviente por Cristo, la Virgen María y San Francisco de Asís. Inspirada por estas enseñanzas, se esforzó por imitar las virtudes de estos santos, especialmente el amor a la pobreza, la humildad y la oración, convirtiéndose en miembro de la Tercera Orden Franciscana.
En 1347, su tutor decidió casarla con Roberto de Silly. Ambos cónyuges acordaron mantener la castidad y dedicarse a ayudar a los desafortunados durante la epidemia de peste negra que asoló entre 1346 y 1353. Tras la captura de Roberto por los ingleses y su posterior rescate a un alto costo, falleció en 1362.
Juana María, enfrentando la brutal oposición de la familia de Silly, perdonó generosamente a quienes le causaron tanto dolor y se retiró a Tours para entregarse a la oración y las obras de caridad. Hizo voto de castidad perpetua ante el arzobispo de Tours y se unió al hospicio de los enfermos, comprometiéndose a llevar una vida de sacrificio en beneficio de los más necesitados, siguiendo el ejemplo de los primeros terciarios franciscanos.
Fallecimiento de Beata Juana María de Maillé
Perseguida por la malevolencia de quienes la rodeaban, se refugió en el eremitorio de Planche de Vaux, donde llevó una vida contemplativa. Debido a problemas de salud, regresó a Tours en 1386 y se estableció cerca del convento de los Cordígeros (nombre popular de los Franciscanos), bajo la dirección del Padre Martín de Bois Gaultier. Su celo la llevó en varias ocasiones a la corte de Carlos VI, el rey loco, así como a Tours y París, con la esperanza de influir en la corrección de las costumbres reales.
Dotada de carismas místicos, era consultada y admirada en todas partes por sus penitencias y su santidad. Falleció el 28 de marzo de 1414, a la edad de 82 años, y fue sepultada con la túnica de las Clarisas.
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